Barítono, violinista y
compositor irlandés (Dublín 1808–1870).
Hijo de un maestro de baile, tocaba el violín en la escuela de su padre,
y a su muerte, marchó a Londres, donde estudió con C.E. Horn e inició su
carrera como violinista de orquesta. Viajó a Italia y actuó como cantante en
una representación de El barbero de
Sevilla, de Rossini, en París, en 1827. Autor de casi una treintena de
óperas, entre las que figuran Enrico
Cuarto (1835), Falstaff (1838) y La rosa de Castilla (1857), la que más
le recuerda es, precisamente, la que nos interesa aquí.
El título original de su obra cervantina
es The bohemian girl, y el texto fue escrito por Alfred Bunn,
basándose en un ballet–pantomima de Jules Henry Vernoy de Saint–Georges. Se
trata de una ópera en tres actos estrenada en Londres, Drury Lane, el 27 de
noviembre de 1843. En París se ofreció en 1869, con una revisión que la amplió
hasta los cinco actos.
El 27 de julio de 1933, se representó en
el Majestic Theatre, de Nueva York, con escenografía de Milton Aborn y
coreografía de Albertina Rasch. En esta ocasión fueron intérpretes: Ruth Altman
(Arline), Marie Bard (Reina de los gitanos), Frances Baviello (Buda), Rou
Cropper (Tadeus), Maurice Lavignew (Florestán), Norman van Emburgh (Capitán de
la guardia) y John Willard (mayordomo).
En Madrid tendremos
ocasión de conocerla, por primera vez, el 11 de enero de 2019, dentro del XLVI
Ciclo de Grandes Autores e Intérpretes de la Música, de la Universidad Autónoma
de Madrid. Se ofrecerá una importante
selección a cargo de Rebeca Cardiel, soprano y Francisco Díaz Carrillo, tenor,
acompañados por la Orquesta Sinfónica Verum, bajo la dirección de Miguel Romea.
J.P.M.