Kijote
Kathakali. Teatro musical con danzas. Compañía Margi de Trivandrum (India).
Dirección escénica: Ignacio García. Auditorio Nacional de Música, Sala de
Cámara, 2 de noviembre de 2018.
El cuadragésimo sexto ciclo de Grandes Autores e
Intérpretes de la Música, organizado por el Centro Superior de Investigación y
Promoción de la Música (CSIPM), de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), ha ofrecido
un espectáculo novedoso, sorprendente, original y atractivo, gracias a la tenacidad y al apasionamiento de Begoña Lolo, directora del CSIPM. Me refiero a la representación
de algunas partes del Quijote a cargo
de una compañía de teatro tradicional hindú.
Don Quijote y Sancho Panza |
El Kathakali
es una forma teatral nacida en el siglo XVII (contemporánea por tanto de la
novela cervantina) para llevar al público las grandes epopeyas del Ramayana y del Mahabharata, a base de un variadísimo abanico de gestos y
expresiones faciales, de pantomimas, de danzas coreográficamente sencillas y de
música de base tradicional. El espectador tiene ocasión de contemplar
vestuarios espectaculares y coloristas (los colores tienes significados
concretos), a base de trajes y máscaras impresionantes. Aunque no está al alcance del espectador, la
preparación de una de estas representaciones, fundamentalmente la parte de
maquillaje, sigue un complejo ritual, que puede llegar a las seis horas de
duración, en el que el actor no sólo es maquillado y vestido, sino que a través
de estas liturgias se imbuye de la identidad del personaje. El desarrollo es
sencillo, los cantantes presentan el texto de lo que va a suceder y los actores
lo interpretan a base de gestos de las manos (es impresionante el “repertorio”
de movimientos y figuras disponible), de la cara (ojos y labios,
fundamentalmente) y de movimientos pantomímicos muy expresivos. En el caso de Kijote Kathakali, se incluye además una
voz en off (la de José Sacristán) y la proyección de unos pequeños textos que
identifican cada una de las escenas y ayudan al espectador a seguir el
desarrollo de la acción. Todo este teatro es interpretado sólo por hombres,
que, como es natural, se hacen cargo de los papeles femeninos si la obra lo
requiere (en este espectáculo el de Dulcinea).
Esta producción la forman diez escenas en las que
asistimos al nacimiento de Don Quijote, como resultado del sueño y la
imaginación de Alonso Quijano, a la búsqueda de su escudero y de su amada
Dulcinea, a la aventura de los molinos, a los enfrentamientos con el Caballero
del Bosque y el de los Espejos, y a la muerte de Alonso Quijano en su pequeño
lugar manchego.
La riqueza visual es impresionante. Los personajes
quijotescos, con su vestuario de llamativas vestimentas a base de telas almidonadas para
dar más fuerza a las figuras, los maquillajes detallados y significativos y
unas máscaras espectaculares donde brillan el oro y las gemas, contrastan con
la sobriedad del Alonso Quijano. La gestualidad sorprende por la variedad de
los gestos, por la expresividad de las manos y la cara y por la extraordinaria
coordinación con la música interpretada.
El soporte sonoro corre a cargo de dos cantantes
que interpretan música basada en la tradición popular, en la que hemos
escuchado algunos momentos que nos recuerdan ciertas cadencias flamencas (hay
teorías de que el flamenco tiene su origen en Oriente). En los intermedios me
pareció escuchar también algunos sonidos occidentales. La parte instrumental
está a cargo de dos percusionistas que tocan un chenda (tambor vertical que se percute con baquetas) y un maddalam (tambor con dos parches, que
ofrecen sonidos diferentes y que se toca en posición horizontal y con las
manos) y que ofrece gran variedad de ritmos y dinámicas.
Alono Quijano |
Creo que Kijote
Khathakali satisfizo al público que llenaba la Sala de Cámara. Quizá lo que
más impresionó fue la escena de la muerte de Alonso Quijano. ¡Extraordinaria!
Cuando el personaje exhaló el último suspiro se produjo un silencio increíble
en la sala; un silencio respetuoso, intenso y largo, sobre todo largo. No
recuerdo otro concierto o representación donde esos segundos de silencio que
siguen al último sonido del programa hayan sido tantos.
Aunque alejado de la estética occidental Kijote Kathakali ha sido una experiencia
artística muy atractiva y es de justicia dejar constancia de quienes la
hicieron posible: Nelliyode Vishnu Vasudevan Namboodiri (como Alonso Quijano);
Velayudhan Nair Vijayakumaran Nair (Sancho); Chenganakattil Pratheebukumar (Don
Quijote); Chavacorde Sahadevan Sureshkumar (Carretero); Kuttan Pillai
Balakrishna Pillai (Rakshasa y León); Udayasimhan Parthasaradhy (Dulcinea);
Kizhakkekkara Bala Subramanian (Carrasco, Caballero de los Espejos y Caballero
de la Blanbca Luna). Los músicos fueron: Krishnapillai Sreedheran Sankarankutty
Karnavay y Kalamandalam Krishna Kumar, canantes; Tharakathu Krishnadasan,
chenda y Sadanandan Raveendran, maddalam. El maquillaje estuvo a cargo de
Krishna Pillai Raveendran Nair y
Madhavan Achari Sreekumar, y el vestuario fue de Raghavan Gopan.
La dirección y dramaturgia se debió a Ignacio
García; el libreto (en Kathakali tradicional) al Dr. P. Venugopalan; la
directora asociada fue Mónica de la
Fuente, que también se encargó de la coreografía junto al Dr. P.
Venugopalan; la iluminación de Juanjo Llorens y la composición musical de
Ignacio García y la compañía Margi.
José Prieto
Marugán
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