jueves, 23 de marzo de 2017

Ángel Arteaga. Sinfonías para Cervantes.



Compositor español (Campo de Criptana (Ciudad Real), 1928–Madrid, 1984). Inició el estudio de varios instrumentos en su ciudad natal y a los catorce años formó como trombonista en la Agrupación Musical de Campo de Criptana. Ingresó en el Conservatorio madrileño en 1950 y trabajó con Francisco Calés Otero y Julio Gómez, completando su formación en Munich con Carl Orff (1957). Ya en esta primera etapa empezó a componer. Una de sus primeras obras fue la ópera La mona de imitación (1958, aunque no se estrenó hasta 1973).  Su producción abarca música escénica, sinfónica, obras para conjunto instrumental y para solistas.


Obra para conjunto de viento, escrita en 1981 para las Jornadas Cervantinas de Campo de Criptana (Ciudad Real). El título de “sinfonías” responde al concepto barroco de pieza instrumental, no a la idea de la forma romántica. El conjunto lo constituyen ocho piezas, da aire contrastante entre ellas, pero sin indicación de título alguna. En las Sinfonías destaca la sonoridad cálida y redonda de los metales, el empaste de las voces de los distintos instrumentos utilizados y la riqueza tímbrica de sus combinaciones.

1 – Música alegre, vistosa, con aire de marcha de caballería, en una estructura tripartita.
2 – Lenta y solemne con cierto aire cortesano y ceremonioso.
3 – Trompetas y corneta, en un elegante juego de contrapuntos.
4 – La sonoridad típica de los conjuntos de metal.
5 – Aire de danza palaciega y aristocrática.
6 – Diálogo de dos trompetas de sabroso estilo barroco.
7 – Los metales más graves prestan cierto humorismo a un aire de danza aldeana.
8 – Brillante juego contrapuntístico de sonidos y colores.


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