Las primeras manifestaciones
musicales quijotescas de que tenemos referencia son: el Ballet de Don Quijote, danzado por Mrs. Sautenir, francés, que
dada de 1614 y un entremés escrito por Francisco de Ávila, fechado en 1617 y
titulado Los invencibles hechos de Don
Quijote. Sin embargo, en celebraciones
de tipo popular y callejero como las mascaradas, la presencia del protagonista
y otros personajes de la novela, aparece ya en 1605, lo cual da idea de la
rápida y eficaz expansión de Don Qujiote, pues es sabido que en las mascaradas,
comparsas o carnavaladas, sólo aparecen, aunque sea para zaherirlos, los personajes
populares.
Aunque no conozcamos a los
autores, si es que los hubo como hoy entendemos esta idea, es indiscutible la
presencia de la música en este tipo de manifestaciones, aunque quizá no se
pueda hablar de “música” realmente, sino de simples y machacones sonidos percusivos,
incluso desagradables al oído.
En cualquier caso, registramos a
continuación, por orden cronológico las Mascaradas
quijotescas de que tenemos referencias.
1607 – Pausa (Perú).
Mascarada festiva, celebrada en esta ciudad peruana (hoy perteneciente
al departamento de Ayacucho) con motivo del nombramiento del Marques de
Montesclaros[1] como virrey de aquellas
tierras.
Intervinieron diversos personajes
mitológicos y alegóricos, acompañados por tambores, atabales y chirimías, y
entre ellos nuestro héroe cervantino.
La crónica de este festejo fue
publicada en 1911 por Francisco Rodríguez Marín[2], a
partir de un manuscrito que le fue facilitado por don Francisco Duarte, según
Aurelio Miró Quesada[3]. En
ese documento se lee:
A esta ora asomó por la plaça el cauallero de la triste
figura don Quijote de la Mancha, tan al natural y propio de como le pintan en
su libro que dio grandíssimo gusto berle, benía cauallero en un cauallo flaco
muy parecido a su rrozinante, con unas calcitas del año de uno y una cota muy
mohosa, morrión con mucha plumería de gallos, cuello del dozabo y la máscara
muy al propósito de lo que rrepresentaba. Acompañábanle el cura y el barbero,
con los trajes propios de escudero e ynfanta Micomicona que su Corónica quenta,
y su leal escudero Sancho Panza, graciossamente bestido, cauallero en su asno
albardado y con sus alforjas bien proveydas y el yelmo de mambrino, lleváuale
la lança y también siruió de padrino a su amo que era un cauallero de Córdoua,
de lindo humor llamado don Luis de Córdoua, y anda en este rreyno disfraçado
con nombre de Luis de Galves. Abía benido a la saçón desta fiesta por juez de
Castro Virreyna, y presentándosse en la tela con estraña risa de los que
miraban dio su letra que dezía
Soy el audaz
don Quijó-,
y maguer que
desgraciá-,
fuerte, bravo
y arriscá-.
Este documento añade que para
aumentar la alegría de los espectadores, Sancho Panza “echó unas coplas de
primor que por tocar en berdes no se refieren”.
Aurelio Miró cierra su referencia
anotando que el premio por la invención más ingeniosa de esta mascarada lo
obtuvo el Caballero de la Triste Figura, por la propiedad en presentarse y
la rriza que en todos causó berle. Y caracoleando su
caballo se retiró don Quijote de la Mancha, entre los aplausos de seguro
redoblados del público; no sin antes dar a Sancho Panza —para que las llevara a
su vez a Dulcinea— las cuatro varas de raso morado que le tocaron como premio.
Es muy probable que este
espectáculo sea la primera celebración del Quijote
en el nuevo continente.
1610 – Salamanca. El triunfo de Don Quijote de la Mancha.
Mascarada en el Colegio
de la Compañía de Jesús con motivo de la beatificación[4] de
San Ignacio de Loyola. En ella desfilaron, al menos dos Quijote, según se
desprende de esta información de Ignacio Arellano[5]:
Era la dicha máscara del
triunfo de don Quijote de la Mancha, hecho con tan buena invención que dio
mucho que reír a todos. Delante venía uno en un rocín vestido de justo, y por
guarnición del vestido traía muchas figuras de naipes, y por espuelas dos
cuernos grandísimos, por rosetas de las ligas dos cabezuelas de cabrito, y un
sombrero con un trencellín de cabezas de gallina, y por rosa una gran cebolla.
Este traía en la mano un estandarte de una manta vieja, listada toda de tripas
hinchadas, y un rótulo grande en el que decía: “El triunfo de don Quijote”.
Luego detrás se seguía don Quijote en un rocín como un dromedario, y unas armas
negras, y por faldones dos de esteras; una lanza de un palo tiznado con un
cuerno de cabrón por hierro; un estribo llevaba a la brida y otro a la jineta.
A su lado venía su escudero Sancho Panza, vestido de labrador, caballero en un
borrico, traía al cuello unas alforjas, y en ellas dos grandes cuernos con sus
plumicas dentro, y un rétulo en ellos que decía: “Ungüento de Fierabrás”.
Delante de sí llevaba una bacía de barbero con otro rétulo que decía: “El yelmo
de Mambrino”.
Según Begoña Lolo[6], el título
de este festejo habría sido El triunfo de
Don Quijote de la Mancha, y fue espectáculo muy bien acogido que divirtió
muchísimo a quienes lo vieron. Acompañaron al espectáculo trompetas y atabales,
que precedían a una figura curiosa, estrambótica y deliberadamente ridícula del
Caballero manchego, seguido de Sancho Panza, caballero en su borrico que
cargaba; y tras ellos Dulcinea del Toboso, cuyo vestido “parecía de risa”.
Begoña Lolo destaca en su
referencia un detalle muy curioso que figura en la reseña del espectáculo
publicada por Alonso de Salazar: “otro [escudero] venía en un borrico, con su
lacayo delante, y él puesto a caballo al revés, y venía tañendo unos órganos de
papel”. No sabemos con certeza qué podrían
ser esos “órganos de papel”, aunque hemos de pensar en un mirlitón o un pito,
similar –al menos en cuanto al sonido- a los empleados por las comparsas y
chirigotas del carnaval gaditano.
1615 – Zaragoza.
Venía don Quijote de la
Mancha, con un traje gracioso, arrogante y pícaro; fingiendo ser cazadores de
demonios que traían allí enjaulados, y como triunfando dellos, habiéndolos
cazado a honor de la fiesta de la Santa Madre, y con el favor suyo; y estos se
representaban en dos fieras máscaras atadas, cuyas cabezas estaban encerradas
en sendas jaulas. Sancho Panza salió con un justillo de pieles de carneros
recién muertos, el pelo hacia adentro, de suerte que todo el vestido parecía
carne y toda ella hidrópica, porque estaba toda hinchada...
Givanel[9], además del título (Retrato / de las fiestas /
qve a la Beatificación / de la Bienaventvrada Virgen y / Madre Santa Terefa de
Iefus,. Renouadora de la Religion / Primitiva del Carmelo, hizo, affi
Eclefiasfticas como / Militares y Poeticas: la Imperial Ciudad / de Zaragoça. /
Dirigido al Illustriffimo Reyno de Aragon. / Por Lvys Diez de Avx. / Con quatro
Magiftrales Sermones. / Año [escudo] 1615 / Con licencia en Zaragoza. / Por
Iuan de la Naja y Quartanet, Impreffor del Reyno de / Aragón, y de la
Vniuerfidad.), describe la participación, en la Plazxa de los PP. Carmelitas
Descalzos, de
Don Quixote de la Mancha, con un traxe gracioso,
arrogante y pícaro, puntualmente de la manera que en su libro se pinta. Efta
figura, y otra de Sancho Pança, fu criado que le acompañaua, caufaron grande
reguzijo y entretenimiento porque a más de que fu traje era en eftremo
graciofo, lo era también la inuencion que que lleuauan”,
Estos dos personajes presentaron
unos versos con el siguiente título: La verdadera / y fegunda parte, del ingeniofo
/ don Quixote de la Mancha. / Compuefta por el Licenciado A- / questeles,
natural de como fe diçe / bendefe en donde y a do, / Ano de 1614. Entre los
versos figuran unos de cabo roto, puestos en boca del héroe manchego. El citado
cronista nos dice que como premio “lleuó unos preciofos guantes, y aunque
fueran los mejores del mundo, los merecía.
El propio Givanel, haciendo
referencia a Nuevas investigaciones, apunta
que el libro referido es el de Fernández de Avellaneda y no el de Cervantes.
1615 – Córdoba. Desposorios de Don Quijote con Dulcinea.
Mascarada con motivo de la beatificación de Santa Teresa de Jesús,
Se describe la boda de Don Quijote y Dulcinea, relatada por Juan Páez de
Valenzuela. Ignacio Arellano[10],
anota:
Sancho Panza tuvo por mejor
partido caminar en una burra poco menos redonda con su preñado que el que iba
en ella, con serlo tanto como una bola, y de esta manera escudereaba los
desposados, que venían los últimos. Don Quijote en un rocín blanco en los
huesos, con una calza con las cuchilladas de palma, por botas o borceguíes, dos
calabacinos huecos y muy largos, por rosas en las ligas dos cebollas, dos
tiestos por estribos, pendientes de dos tomizas; sobre la camisa, un coleto
vejísimo, y gorra antigua con su cintillo de esparto y algunas cabezas de ajos
por camafeos.
Según Begoña Lolo[11], el
título de esta mascarada debería ser titulada Desposorio de Don Quijote con Dulcinea. En ella guiaban el festejo
las trompetas y atabales a caballo con sus libreas, a las que seguía un flaco
jumento en el que figuraba un “pellejo de cabrito extendido en el que se había
escrito: Desposorio de Don Quijote y su amada Dulcinea”. La ridiculez de los
personajes y la extravagancia de sus disfraces, llenaron de alborozo y alegría
la capital andaluza.
1617 – Sevilla.
Mascarada celebrando el estatuto con que la Universidad de Sevilla
juró a la Inmaculada Concepción. Ignacio Arellano[12]
escribe:
El famoso don Quijote iba
en un perfectísimo Rocinante, vestido de unas muy viejas, mohosas y
desbaratadas armas, y de tanto peso que a la mitad del camino verificó su
historia, quedándose él y su caballo desmayados: llevaba en la mano derecha un
mohoso chuzo, y en la izquierda por rodela un viejo tapador de tinaja, y en él
esta letra:
Soy don
Quijote el Manchego
que aunque
nacido en la Mancha,
hoy defiendo
a la sin mancha.
1633 – Barcelona.
Givanel[13] da
cuenta de una Mascarada quijotesca celebrada
en Barcelona el 31 de enero de 1633 y ofrece el título completo: La Insigne, Entrete-nida, y Celebrada
Fiesta, / qve en feruicio de fu Alteza del feñor Infante Carde- / nal, fe hizo
en Barcelona, a los 31 de Enero de 1633, con las inuenciones, trages, emprefas,
mo- / tes, bayles, y canciones, que en la tal mafcara fe / hizieron, y
cantaron, cuyo origen fue la / entrada del gran Belluga. / Por Rafael Seugon. /
En Barcelona, por Pedro Lacauallería, en la calle de Arlet, junto la Librería, Año 1633.
En el correspondiente cortejo
formaron un buen número de caballeros que acompañaban a Don Quijote y Sancho;
“casi todos los nombres de paladines, damas y dueñas que cita el cronista
aparecen en el libro Cervantes; así vemos a Roldán, Olivante de Laura, loriset
de Niquea, Pierres y Magalona, Urganda la Desconocida, la dueña Quintañona
etc.”.
También la registra Guillermo
Fernández-Shaw en sus apuntes Don Quijote
en el teatro[1],
con el título de Una mascarada quixotesca,
indicando que fue una obra con baile y canciones “en honor de su Alteza el
Señor Infante Cardenal”, y se celebró el 31 de enero de 1633.
[1]
Se trata de apuntes manuscritos originales en los que se registra un serie de
obras teatrales (algunas de ellas con música) que tienen que ver con el Quijote. Incluye un breve comentario
sobre alguna de las obras. Son 41 hojas de cuaderno, tamaño similar a la
cuartilla, manuscritas y que proceden del “Catálogo Bibliográfico de la Sección
de Cervantes de la Biblioteca Nacional, por Don Gabriel Martín del Río y Rico.
Premiado en 1916 y publicado en 1930”.
1700 – Mascarada francesa.
Givanel, en la entrada
correspondiente (nº 149) a La cómica
historia de Don Quijote, de D’Urfey y
Puircell cita:
El 5 de
febrero de 1700 celebrose una mascarada en la que intervinieron los duques de
Anjouy y Berry, así como otros grandes señores; fue presenciada por el rey Luis
XIV, y representáronse algunos de los
hechos descritos por Cervantes en el Quijote.
Refer: Bardon, p. 510.
Baeza.
Fiesta con motivo de la
celebración de la Inmaculada Concepción, de la que desconocemos a qué año
corresponde[14]. En ella un caballero
llevaba un estandarte en el que se leía:
Del Toboso
don Quijote
ha venido en
solo un trote
a probar que
es cosa llana,
que de la
primer manzana
María no pagó
escote.
Tordesillas.
En un trabajo firmado, nada menos
que por Emilia Pardo Bazán titulado “Por la España vieja. I. Tordesillas”, en
el que aparece este párrafo:
¿Y qué diréis de otro festejo que en Tordesillas suele
celebrarse en tiempo de ferias y consiste en una mascarada o parodia
quijotesca, donde sale el Ingenioso hidalgo caballero en Rocinante y Sancho
montado en su Rucio, a representar alguna de las desventuradas aventuras del
poema cervantino? ¿No es natural que mi alma, siempre atenta al hálito, a la
esencia, a la sombra del pasado, se regocije con la esperanza de asistir a
estas ferias?
El artículo fue publicado
en El Imparcial el 3 de agosto de
1891, y aunque no da cuenta de los orígenes de esta celebración, sí deja
constancia, al menos de su existencia.
[1] Don Juan de Mendoza y Luna
(1571–1628), marqués de Montesclaros fue virrey de Nueva España (actual México)
entre 1603 y 1607) y del Perú desde 1607 a 1615.
[2]
Francisco Rodríguez Marín, El
Quijote y Don Quijote en América, Madrid, 1911. La Relación ha sido
reproducida en facsímil en: Francisco Rodríguez Marín, Estudios cervantinos,
Madrid, 1947, págs. 575-585.
[3]
Aurelio Miró Quesada, El
primer virrey-poeta en América (Don Juan de Mendoza y Luna, marqués de
Montesclaros), Gredos, Madrid, 1962, págs. 72-76.
[4] La beatificación de produjo el 27
de julio de 1609, por Paulo V. Sería canonizado el 12 de marzo de 1622, por
Gregorio XV.
[5] Arellano,
Ignacio. “Mascaradas quijotescas”, Pliegos
volanderos del GRISO. Universidad de Navarra. nº 8, septiembre 2005: (http://dadun.unav.edu/bitstream/10171/6140/1/volandero08_Arellano.pdf).
[6] Lolo, Begoña. “Cervantes y el Quijote en la música española (siglo XVII-XIX), una difícil
recepción”. En Cervantes
y el Quijote en la música. Estudios sobre la recepción de un mito. (Col. de artículos presentados al Congreso Internacional
Cervantes y el Quijote en la
Música, Madrid, 2005). Ministerio
de Educación y Ciencia. Centro de Estudios Cervantinos. Madrid, 2007..
[7]
Beatificada el 24 de abril de
1614 por Paulo V, fue santificada el 12 de marzo de 1622, por Gregorio XV.
[8] Op. Cit.
[9]
Givanel Mas y Gaziel, Juan Catálogo
de la colección cervantina. Diputación Provincial de Barcelona. Biblioteca Central
de Barcelona. Barcelona, 1941. 4 vols. Entrada, 28.
[10] Op. Cit.
[11] Lolo, Begoña. “Cervantes y el Quijote en la música española (siglo XVII-XIX), una difícil
recepción” en Begoña Lolo (Ed.). Cervantes
y el Quijote en la música. Estudios sobre la recepción de un mito. Madrid,
2005). Ministerio de Educación y
Ciencia. Centro de Estudios Cervantinos. Madrid, 2007.
[12] Op. Cit.
[13]
Givanel Mas y Gaziel, Juan Catálogo
de la colección cervantina. Diputación Provincial de Barcelona. Biblioteca
Central de Barcelona. Barcelona, 1941. 4 vols. Entrada, 80.
[14]
El dogma de la Inmaculada Concepción fue proclamado por el Papa Pío IX, el 8 de
diciembre de 1854.
No hay comentarios:
Publicar un comentario