El conjunto argentino Les Luthiers ha sido galardonado, hace
pocos días, con el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades
2017. Este es el titular de la prensa, pero detrás de cualquier galardón hay
algo más.
El grupo argentino Les Luthiers de sobra conocido, nació en
septiembre de 1965 y en el ámbito universitario, con la interpretación de la Cantata Laxatón, compuesta por el
arquitecto Gerardo Masana. Se trataba de la parodia de una cantata barroca
utilizando como texto el prospecto de una medicina utilizada para resolver el
estreñimiento crónico.
A partir del éxito
fabuloso conseguido, el grupo (que ya utilizaba instrumentos extraños,
construidos por ellos mismos), se dio el nombre de I Musicisti (empezaron a utilizar el nombre de Les Luthiers en 1967) y comenzó
a ser contratado por salas y teatros. Y a iniciar una imponente carrera
internacional que ya dura más de cincuenta años.
Viendo cualquiera de sus
espectáculos o escuchando cualquiera puede considerarles como auténticos
quijotes del humor y la música. Les
Luthiers han recorrido a lo largo de su historia un amplio camino dispuestos a deshacer
entuertos, a socorrer viudas musicales y melómanos menesterosos, a luchar
contra los elementos (ellos añadirían “y las elementas”, lo cual es hoy, además
“políticamente correcto”). Y si Don Quijote recurrió en sus aventuras a las
armas propias de un caballero andante, Les
Luthiers usan unas armas tremendamente efectivas: el humor y la música.
Aunque no lo parezca, el humor puede llegar a ser letal, piensen ustedes en eso
de “morirse de risa”. Y la música, ¡qué decir de la música! Un “gallo” soltado
en una canción es como una puñalada a nuestro oído (y como el oído es el
responsable de nuestro equilibrio, pues ¡imagínense!). En fin … música y humor,
bien empleados, pueden defendernos de muchas de las agresiones que sufrimos en
este siglo XXI que va a continuar incordiándonos, como hizo su hermano
precedente.
Estos Caballeros
melomaníacos tienen muchos parecidos con el héroe cervantino. Si Don Quijote
lucho en muchas aventuras, cada una de las 173 obras que figuran en el catálogo
de Les Luthiers, han sido batallas
ganadas al ingenio; cada uno de los numerosos instrumentos, absolutamente
originales, que han imaginado y construido, es una prueba de locura (hay que
estar tocado, o medio, para crear el “tubófono silicónico cromático”, la “lira
de asiento o lidoro”, el “Latín o viola de lata”, o el “glisófono pneumático”,
por recordar solo algunos).
Por último, y sin agotar las comparaciones, digamos que si Don Quijote tiene como iluminadora de toda su actividad vital a Dulcinea del Todoso, Les Luthiers fían toda su actividad creadora a la influencia del gran Johann Sebastian Mastropiero, nombre que debe figurar en todas las enciclopedias de la música con letras de oro.
Les Luthiers vinieron a España por primera vez en mayo-junio de 1974 y se presentaron en
el Teatro Marquina, de Madrid. Allí tuve ocasión de entrevistarles y pasar con
ellos dos ratos inolvidables: el del espectáculo y el de la entrevista en el
camerino.
Sirva la entrevista
susodicha como homenaje a estos Quijotes
de la música y el humor, que a pesar de sus cinco décadas, siguen
manteniéndose jóvenes como en aquellos días.
José Prieto Marugán.
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