Nacido en Barcelona hacia 1730[1], algunos concretan en 1734 el año exacto, y muerto en Madrid en 1794, Pablo Esteve fue un prolífico compositor que dejó escritas alrededor de trescientas obras entre tonadillas, comedias, sainetes y zarzuelas, alguna de las cuales, le costó serios disgustos, incluidos dos encarcelamientos, por sobrepasar los límites que imponían la moralidad o las convenciones sociales de su tiempo. Entre su amplia y variada producción destacan la tonadilla Garrido enfermo y su testamento (1783), las zarzuelas Los jardineros de Aranjuez (1768) y Las zagalas del Genil (1770), y a los propósitos de este libro, la comedia pastoril Las bodas de Camacho el Rico.
Su obra quijotesca aparece identificada como "Comedia pastoral" [en 5 actos y en verso] y fue premiada por la Villa de Madrid para representar en el Teatro de la Cruz, con motivo de los festejos públicos que executa por el feliz nacimiento de los Serenísimos Infantes Carlos y Felipe y ajuste definitivo de la Paz[2]. Texto de Juan Meléndez Valdés. Estreno: 16 de julio de 1784, en el Teatro de la Cruz, de Madrid. Acción: “La escena representa la enramada que describe Miguel de Cervantes en los capítulos XIX y XX[3] de la segunda parte de su Historia de Don Quijote”.
Sinopsis
argumental. Desde la infancia, Basilio y Quiteria
están enamorados, pero la decisión de Bernardo, padre de la muchacha de casarla
con el rico Camacho, les separa. Basilio está dispuesto a morir, pero los
buenos oficios y el ingenio de su amigo Camilo, y la ayuda de Don Quijote,
conseguirán que los jóvenes se casen. Camacho se enlazará con Petronila,
hermana de Quiteria, que le ama en secreto. Sancho Panza, sin tener ningún
interés por complicarse entre los amores de unos y otros, disfruta de las
viandas preparadas para la fastuosa celebración de la boda.
Personajes
s intérpretes del estreno. Quiteria, amante de
Basilio (María del Rosario Fernández[4]).
Petronila, hermana de Quiteria y enamorada de Camacho (Antonia Prado).
Camacho el Rico, prometido de Quiteria
(Antonio Robles). Bernardo, padre de Quiteria y Petronila (Pedro Ruano).
Basilio, amante de Quiteria (Juan Ramos). Camilo, amigo de Basilio (Vicente
Galbán). Don Quijote, caballero andante (Simón de Fuentes). Sancho Panza,
escudero de Don Quijote (Miguel Garrido).
Decorados pintados por Antonio
Carnicero.
Números
musicales. Acto I. Entrada de las doncellas. Doble coro (“Tras el divino fuego”).
Coro primero de zagalas y zagales (“Ven, dulce amor”). Acto II. Coro segundo de zagalas (“Zagalas hermosas”). Acto III. Coro primero de doncellas
(“Ven, amor poderoso”). Coro tercero de zagales (“Celebremos la ventura”). Acto IV. Coro cuarto de zagalas y zagales (“Amor
poderoso”). Acto V. Danza primera de
espadas (“Llega, goza el premio”). Danza de doncellas (“Zagalas y pastores”). Coro
quinto de zagalas y zagales (“Y gozad, gozad ciegos”).
Juan Meléndez Valdés |
Argumento.
Prólogo. Poema introductorio recitado por Amor
(que no figura en el reparto de la comedia ni en el de la Loa que la precedía)
escrito por Ramón de la Cruz. Presenta la historia de dos pastores que terminan
unidos en la muerte por la intervención del Amor.
Acto
I. Basilio se lamenta porque Quiteria le ha sido
arrebatada y entregada por su padre al rico Camacho.
Camilo sale al paso de Basilio y le
abraza, alegre por haberle encontrado. Basilio recuerda su infancia junto a
Quiteria, sus juegos inocentes y sus amores sin saber aún qué era el amor. Todo
perfecto hasta que surgió Camacho y Basilio se marchó dispuesto a darse muerte,
aunque ahora, en el día de la boda, quiere que la ingrata vea hasta dónde llega
su despecho. Basilio sugiere a su amigo que hable a Quiteria, porque está
convencido de que aún le quiere. Camilo, solo, piensa cómo conseguir que
Quiteria acceda a una cita y ve la solución en su hermana Petronila, que envidia
la situación de Quiteria.
Don Quijote comenta con Sancho la
situación de Basilio, pero el escudero opina que Quiteria ha obrado muy bien
aceptando la oferta de Camacho. Cuando se encuentra con Camilo, Don Quijote se
presenta y Camilo, aunque no le entiende muy bien, le invita a acompañarle
mientras confirma la riqueza de Camacho, y asegura que la celebración será
fastuosa. Sancho elogia la belleza de Quiteria y la triste situación del pobre
Basilio. Don Quijote culpa a las riquezas.
Sancho se acerca a las cocinas y
disfruta con los aromas que desprenden las grandes ollas; Don Quijote sigue
lamentando el poder del dinero, idea que Sancho no comparte. Un grupo de
doncellas empieza a llegar. Sancho, al verlas se entusiasma y las escucha
cantar emocionado [Entrada de las
doncellas]. Don Quijote quiere marchar a socorrer viudas y huérfanos porque
la visión de las doncellas le turba. Sancho no está conforme.
Camacho da la bienvenida a Don Quijote
y a Sancho. El caballero responde que los de su profesión no pueden deleitarse
en fiestas, pero Sancho desea quedarse, Don Bernardo también les insiste y, al
final Don Quijote accede, lo que contenta a Sancho que ya se ve disfrutando de
la excelente y abundante comida.
Sancho sigue a Bernardo mientras Don
Quijote acompaña a Camacho y recuerda a
Dulcinea [Coro primero de zagalas y
zagales],
Acto
II. Quiteria reflexiona sobre su situación y qué
decisión debe tomar mientras recuerda su pasada vida junto a Basilio, y al
verle hablando, como en secreto, con Petronila y Camilo, se marcha.
Camilo comenta a Petronila que Basilio
está dispuesto a darse muerte y que a Quiteria le espera un futuro de
sinsabores, siempre recordando a su amante pastor. Petronila le comprende, pero
piensa que, además de que su hermana debe obedecer a su padre, la riqueza
siempre es mejor que la pobreza. Camilo está dispuesto a impedir la muerte de
su amigo y pide a Petronila que le ayude. Petronila lamenta que su adorado
Camacho no la haga caso y acepta colaborar con Camilo.
Petronila, llorosa, piensa que su
hermana estará feliz, pero Quiteria confiesa lo contrario. Petronila intenta
consolarla recordándole a Basilio, pero Quiteria está angustiada porque le cree
muerto. Petronila le dice que vive y sugiere que vaya a verle. Quiteria no puede,
Petronila insiste y, al ver llegar a Camacho, acepta la sugerencia de su
hermana y se marcha.
Camilo se extraña de que Quiteria le
huya; Petronila intenta tranquilizarle quitando importancia al comportamiento
de su hermana que achaca a su inexperiencia.
Sancho, entusiasmado por lo bien que le
han tratado, explica a Camila quién es Don Quijote y cuál es su oficio, dándole
pormenores de alguna de sus hazañas, añadiendo que todo lo hace por su amada
Dulcinea, sin olvidar la ínsula cuyo gobierno le dará como recompensa a sus
servicios.
Se incorpora Don Quijote y Camilo se
rinde a sus plantas y le pide ayuda. El caballero riñe a Sancho por dejarle
desatendido y dedicarse sólo a la comida.
Camilo, solo, espera a Petronila que
trae buenas nuevas: su hermana accede a la entrevista. Un grupo de muchachas
entra cantando [Coro segundo de zagalas].
Acto
III. Un grupo de elegantes doncellas [Coro primero de doncellas] celebra la
inminente boda, mientras Basilio y Camilo lamentan tristes la situación, Camilo
trata de mantener la esperanza en su amigo y le dice que Quiteria le quiere,
pero Basilio sigue desesperado.
Quiteria y Petronila, sin advertir la
presencia de Camilio y Basilio, charlan. Quiteria se siente sin fuerzas.
Solos los enamorados. se reprochan mutuamente
su olvido, aunque Basilio está dispuesto a morir en el momento en que ella se
despose con Camacho. Sancho, que dormitaba cerca, despierta y se entera de que
Quiteria pide a Basilio que imagine algo
para resolver su problema.
Basilio confiesa a Camilo que Quiteria
le quiere, pero el tiempo se acaba y pide a su amigo que le ayude. Camilo sonríe y le ofrece una
solución que ha imaginado, llevándose para darle los detalles.
Sancho se sorprende de los extraños
recursos a los que recurre el amor entre hombres y mujeres.
Aparece Don Quijote recriminando a
Sancho su holganza al dejarle solo. Sancho termina confesando a Don Quijote que
ha visto a Basilio requebrando a Quiteria y está dispuesto a contárselo a
Camacho. Don Quijote no le cree, piensa que Sancho ha soñado, pero, por si
acaso, le ordena que calle.
Se escuchan fuera voces de las gentes
que vienen a la fiesta [Coro tercero de
zagales].
Acto
IV. Camilo intenta convencer a Petronila de que
no pierda la esperanza de ver reunidos a Basilio y Quiteria, pero la mujer duda
porque ya está todo el mundo reunido.
Basilio continúa desesperado. Camilo le
detiene advirtiéndole de que ya ha avisado a Don Quijote como convinieron.
Basilio se muestra reacio, pero Camilo le convence de que la ayuda del loco
(aunque todos le respetan) es necesaria.
Llega Don Quijote tranquilo y
caballeresco; tras él Sancho. Camilo se acerca elogiando al caballero que
accede a escuchar a Basilio y encargarse de su defensa. Basilio cuenta su
historia: que desde niño él y Quiteria se aman; que Camacho se la quita por ser
rico; que a punto estuvo de despeñarse y que encontró a un anciano venerable
que le sugirió que volviera a la alquería donde le hallaría un fiero león a
cuyo amparo Quiteria será suya, pero la suerte le será adversa y morirá.
Don Quijote muestra su extrañeza.
Basilio acepta su destino y Don Quijote le ofrece su apoyo. Y aunque se
considera deudor de Camacho por lo bien que les ha tratado, un caballero
andante no puede consentir que la maldad venza a la inocencia.
Camilo entra llevando de la mano a
Quiteria que se arrodilla a los pies de Don Quijote, el cual le pregunta si
quiere a Basilio. Petronila interviene en su ayuda. Quiteria levanta el velo
que cubre u rostro y todo quedan asombrados de su belleza, especialmente
Sancho. La muchacha acepta unirse a Basilio, aunque este deba pagar con su
vida.
Sancho insiste en no meterse en
complicaciones; que Basilio busque a otra pastora y Quiteria se quede con
Camacho. Don Quijote no está dispuesto; su deber es ayudar a los amantes. Un
pastor avisa de que los novios e invitados esperan.
Don Quijote, en tono caballeresco, se
dirige a los presentes, mientras se escuchan invocaciones al Amor, a sus
engaños y a sus placeres [Coro cuarto de
zagalas y zagales].
Acto
V. Un
tablado sobre el que se ejecutan una danza [Danza primera de espadas, mientras los asistentes elogian a los
contrayentes. Se ejecuta otra danza [Danza
de doncellas] acompañada del reclamo del coro llamando a pastores y
zagalas. Camacho pide a Quiteria que se decida. Esta se acerca lentamente en el
momento en que aparece Basilio, con precipitación y despecho, recriminando a
Quiteria su olvido y en un momento de desesperación, se arroja sobre el bastón
que lleva y queda bañado en sangre.
Don Quijote interviene pidiendo a
Camacho que permita el enlace entre los jóvenes, pues la vida de Basilio se
acaba. Don Bernardo apoya la idea y Camacho, cede. Quiteria se entrega como
esposa a Basilio, ante la inminencia de su muerte.
Camilo, disfrazado de mago, se dirige a
Basilio y, con mucho y misterioso ceremonial le dice que se levante. Basilio
queda curado de improviso; todos se arrodillan ante el mago, todos menos
Camacho que está dispuesto a matar a Basilio.
Don Quijote, blandiendo su lanza, se
interpone diciendo que nadie se atreva a tocar a Basilio, a quien el cielo ha
querido salvar de la muerte. El Mago se dirige a todos amenazando a quien
estorbe la dicha de Basilio y Quiteria; y a Camacho le recuerda que Petronila
le quiere. Tras un instante de vacilación, toma la mano de la muchacha. Basilio
pide perdón a Camacho y todos manifiestan su alegría [Coro quinto de zagales y zagalas].
Comentario.
La primera información, cronológicamente
hablando, que hemos localizado sobre esta obra procede de Saldoni[5]
y es la siguiente:
Deseosa la villa de Madrid de celebrar el
feliz nacimiento de los dos Infantes gemelos[6] y
el ajuste de la paz con la Gran Bretaña, dispuso su Ayuntamiento dar dos
premios de 50 doblones, 3.000 rs. cada uno, a los autores de los dos mejores
dramas que se presentaren a concurso y estuviesen arreglados a las once
condiciones que marcaban. La quinta condición está concebida en estos términos:
“5ª. Tampoco se admitirá ninguna zarzuela, ni otra especie de drama, cuya
representación haya de ser cantada en el todo o en la mayor parte; pero sí
aquellos en que haya coros o algunos pasajes en música diestramente acomodados
a su materia”. Todo lo cual da bien a entender, o que la zarzuela no era el
género que creían el más apropósito para dar a conocer sus autores el estro
poético, o bien que el público no
gustaría de este espectáculo. En este certamen se presentaron para obtener el
premio cincuenta y siete piezas u obras de todos géneros, habiéndose llevado el
primero D. Cándido María Trigueros, beneficiado de la ciudad de Carmona, por su
comedia Los Menestrales, y el
segundo lo obtuvo el drama pastoril Las bodas de Camacho, del doctor don
Juan Meléndez Valdés, catedrático de Prima de letras humanas en la Universidad
de Salamanca[7].
José Subirá, en su Historia de la música teatral en España, escribe[8]:
ofrece detalles que nos interesan:
A Las
bodas de Camacho, producción mucho menos rica musicalmente [que la obra
premiada], le puso Esteve cuatro coros[9],
dos de ellos con carácter “pastoral” y uno de ellos bailado. Debe advertirse
que cada uno de estos coros estaba escrito a dos voces nada más. Ambas obras
cayeron en desgracia, no obstante cuanto hubiera podido disponer favorablemente
el hecho de haber sido premiadas por la Villa de Madrid. Si la primera, en
particular, sucumbió al punto irremisiblemente, la segunda logró defenderse un
poco, merced a la actuación de “La Tirana” ‑la famosa actriz de declamado‑,
Simón de Fuentes, que desempeñaba la extravagante figura de Don Quijote, y
Miguel Garrido, cuyo cuerpo bajo y rechoncho, unido a su gracia peculiar,
hicieron de él un Sancho Panza pluscuamperfecto.
En el Legado Barbieri y dentro de los documentos relacionados con los
teatros madrileños, en el manuscrito
14.071, aparece la siguiente información que nos interesa:
9. Las
bodas de Camacho: comedia pastoril en 5 actos, 81 fols. s. XVIII (Paz, I,
432). (Creyó Barbieri en principio que era de D. Juan Meléndez Valdés, y se
había representado en Madrid en 1784, luego vio que no era así y sólo concluye
que debe ser de fines del XVIII o principios del XIX).
Begoña Lolo[10],
que la denomina ”comedia con música”, ofrece interesante información que
resumimos: “La obra está estructurada en cinco actos, en todos hay indicaciones
para la utilización de música por parte de Meléndez Valdés, sin embargo, Esteve
se limitó a incorporarla sólo en los actos impares, acomodando la obra a su
propio criterio”. A continuación Lolo detalla estos números musicales,
extraídos de la partitura:
– Acto I, escena IV, “Esteve sustituyó
algunas de las intervenciones de los coros I y II por un dúo de mujeres o por
un verso cantado a solo de mujer.”
– Acto III, escena I, “se inicia con un
“bayle sencillo” interpretado por Basilio y Quiteria, que no fue escrito por
Esteve probablemente por formar parte del repertorio habitual”.
– Acto III, escena II, “escribió el
compositor una pastoral muy a tono con el sentir del texto, pero en la que no
incorporó las flautas características en este tipo de música, sino que prefirió
el uso de oboes, de sonoridad mucho más contundente y de ámbito más cortesano
para acompañar a un coro de doncellas bien engalanadas.”
– Acto V, “la música figuró en las escenas
I, II y IV”. En la primera fue una “danza de espadas que Esteve compuso en
ritmo binario y que llamo “contradanza de espadas y dagas”, pero que no fue
interpretada por instrumentos de viento, como sugirió Valdés, sino por violines
y contrabajos, con intención de reforzar su carácter de danza refinada cortesana.”
– Acto V. Una pastoral con flautas en la
intervención final de los coros I y II, más la repetición de la danza de
espadas.
– Acto V, escena II, una danza de
doncellas, “en forma de contradanza, en ritmo binario, acompañada sólo por la
cuerda”.
– La obra concluye musicalmente con un coro
de zagales y zagalas.
En el libro de Espinós aparece reseñada
como la primera obra musical española, de autor conocido, escrita sobre el tema[11],
lo cual resulta sorprendente pues entre la fecha de publicación de la primera
parte de la novela y la de composición de la comedia de Esteve transcurrieron
179 años. Muchos, creemos, para que nadie en España se ocupara de llevar al
teatro alguna de las aventura del hidalgo manchego, cuando ya se habían
realizado bastantes obras fuera de nuestras fronteras[12].
Sí es, sin embargo, la partitura española más antigua que forma la colección
cervantina del Ayuntamiento madrileño.
Parece que la comedia pastoril pasó sin
pena ni gloria, a pesar de haber sido interpretada por grandes actores del
momento. Begoña Lolo apunta que recibió “airadas críticas”, aunque se mantuvo
en cartel dieciséis días. Quizá fuera considerada obra de compromiso y
circunstancia y el hecho de que, según Subirá, fuera “menos rica musicalmente”
que la que con ella compartió el premio municipal, no tuvo mayor influencia,
pues Los menestrales, tampoco pasaron
de un discreto éxito.
En el libro de Pérez Capo[13], se
incluye este comentario de Leandro Fernández de Moratín:
Las
bodas de Camacho, comedia
pastoral de don Juan Meléndez Valdés, llena de excelentes imitaciones de Longo,
Anacreonte, Virgilio, Taso y Gesner, escrita en suaves versos con pura dicción
castellana, presentó mal unidos, en una fábula desanimada y lenta, personajes,
caracteres y estilos que no se pueden aproximar sin que la armonía general de
la composición se destruya. Las ideas y afectos eróticos de Basilio y Quiteria,
la expresión florida y elegante en que los hizo hablar el autor, se avienen mal
con los raptos enfáticos del ingenioso hidalgo; figura exagerada y grotesca, a
quien sólo la demencia hace verosímil, y que siempre pierde cuando otra pluma
que la de Berengeli[14]
se atreve a repetirla. Las avecillas, las flores, los céfiros, las
descripciones bucólicas (que nos recuerdan la imaginaria existencia del siglo
de oro), no se ajustan con la locuacidad popular de Sancho, sus refranes, sus
malicias, su hambre escuderil que despierta la vista de los dulces zaques, el
olor de las ollas de Camacho y el de los pollos guisados, los cabritos y los
cochinillos. Quiso Meléndez acomodar en un drama los diálogos del Aminta[15] con
los del Quijote, y resultó una obra
quínola insoportable en los teatros públicos, y muy inferior a lo que hicieron,
en tan opuestos géneros el Taso y Cervantes.
Algo más condescendiente en su juicio
se mostró Givanel[16]:
El compositor catalán don Pablo Esteve la
exornó con cuatro “coros”[17],
los cuales, por su notable belleza salvaron la obra, cuya letra cayó en
desgracia, no obstante el mérito de su autor y el galardón obtenido.
Rafael Mitjana, en 1920, escribió[18]:
La pieza pastoril de Las Bodas de Camacho, representada por excelentes artistas y en
primer lugar por María del Rosario Fernández, la famosa Tirana, [en el papel de Quiteria] y el popular gracioso Manuel Garrido, encargado del papel de Sancho Panza, contenía una gran parte
musical: coros, solos, aires de ballets e intermedios compuestos por el ilustre
maestro Don Pedro (sic) Esteve y Grimau. No se trata de una ópera propiamente
dicha, ni de una zarzuela, sino de algo parecido a la antigua comedia
harmónica. Creemos inútil decir que la partitura sucumbió junto al drama, obra
de un valor a quien la naturaleza no había dotado de sentimiento dramático”.
Sobre esta obra, disponemos de un
testimonio contemporáneo publicado en el Memorial
literario, instructivo y curioso de la corte de Madrid[19],
sin firma[20],
que da cuenta detalladísima, en dos largos artículos, de las fiestas públicas
celebradas en Madrid con motivo de la paz con Inglaterra y el nacimiento de los
gemelos de Carlos III.
Aunque no es objeto de esta reseña,
dejamos constancia de una imponente mascarada que consistió en tres desfiles,
los días 13, 14 y 15 de julio, que recorrieron las principales calles y plazas
de la capital, saliendo desde el Corralón del Prado (lo que es hoy el Paso del
Prado y aledaños) hasta el Palacio Real, y la Plaza Mayor, donde tuvieron lugar
los bailes que ponían fin a un desfile espectacular, formado por cinco carros
triunfales, tirados por seis caballos cada uno y precedidos de timbales y
clarines.
Se informa también de la adecuación de
los teatros, que fue espectacular pues se pintaron y adornaron profusamente
ambos coliseos tanto en sus fachadas exteriores, como en el los interiores,
destacando la decoración de los palcos de la Villa. Se detalla también la
“decoración y asunto” de la Loa compuesta
por don Ramón de la Cruz.
No obstante, lo lo que más nos interesa
es lo relacionado con la zarzuela de Meléndez Valdés y Pablo Esteve.
Decoración de Las
bodas de Camacho.
La escena
representa la enramada que describe Miguel de Cervantes en los capítulos 19 y
20 de la 2ª parte de su historias de Don Quijote, que consistió en un hermoso
telón y sus correspondientes bastidores de frondosa selva, pintadas asimismo en
varias partes las tinajas, ollas y demás aparato de la comida del rico Camacho.
La música era
de D. Pablo Estevez (!), compositor del Teatro de la Cruz.
Argumento de la comedia pastoral Las bodas de Camacho el Rico.
El argumento
de este drama es conforme en la mayor parte al contexto y espíritu de la novela
de Cervantes, inserta en los capítulos citados de la historia de Don Quijote,
excepto el éxito de él, en que finge el autor un mágico que por ensalmo cura a
Basilio, en cuya solución no contempló necesario Cervantes ese aparato, ni que
Don Quijote fuese antes sabidor del engaño tramado entre Basilio y Camilo, pues
en la historia se halla sorprendido Don Quijote en el suceso de la aparente
muerte de Basilio, que él creyó verdadera y repentina; como que no había tenido
noticia del vaticinio, de aquí se le hace partícipe. Es muy verosímil que Basilio
y Quiteria necesitasen de terceros en sus amores, pero el autor juzgó a
propósito hacer terceros a los segundos papeles, como son Camilo, amigo de
Basilio, y Petronila, a quien finge hermana de Quiteria, y enamorada de
antemano de Camacho, que la había desdeñado. Esto es lo principal que tiene
añadido a la fábula de Cervantes.
…
Si en algún
teatro había de lucir más la invención de Cervantes, era en el nuestro, donde
hablando la lengua nativa que él habló con tanto primor, se puede acercar más
un ingenio, cuanto más talento le sea dado. Pero confesando nuestros mismos
españoles ser inimitable Cervantes, no sería extraño que no llegásemos a
conseguir tan arduo empeño.
“La Pastoral,
dice D. Ignacio Luzán[21] en sus reglas de la
poesía, se formó de la égloga, donde se introducen solo pastores y
pastorcillas, imitando alguna acción entera en estilo natural y afectuoso, con
el fin de deleitar con la pintura los objetos más amenos del campo y de los
afectos más tiernos de los pastores, inspirando al mismo tiempo amor a las
costumbres inocentes y sencillas de aquella gente feliz, que contenta en su retiro, ignora aún los
nombres de la ambición y la codicia”:
Los más
atentos observaron que esta pastoral, imágenes, pensamientos, comparaciones y
expresiones propias del campo; dulce estilo, elegante y sonoro verso, cual es
usado en las églogas de nuestros españoles, pero los que estaban poco o nada
hechos a ver en los teatros este género de composiciones, extrañaron el estilo
bucólico o pastoril, y el lenguaje lleno de palabras y expresiones antiguas,
excepto en la boda, de Don Quijote y Sancho Panza, en quienes, según la
historia, son más frecuentes, pero no dejaron de notar muchos, que a pesar de
la dificultas de poner los refranes vulgares en verso, y las locuciones propias
de Don Quijote, se procuraban conservar bastante con sus propias palabras en el
contexto del poema.
Todos los
actores manifestaron el cuidado que pusieron en la ejecución de sus pàpeles y
particularmente divirtieron al público las sandeces de Sancho, y las seriedades
de Don Quijote.
J.P.M.
[1] Algunas
fuentes concretan el año 1734.
[2] Se trata de
la Paz de Versalles, tratado firmado por Gran Bretaña, Estados Unidos, Francia
y España, en 1783.
[3] En
realidad, las bodas de Camacho se inician en el capítulo XIX y continúan en los
dos siguientes.
[4]
Apodada “la Tirana”.
[5] B.
Saldoni. Diccionario biográfico‑bibliográfico de efemérides de músicos españoles. Centro de Documentación Musical. Ministerio de
Cultura. INAEM. Madrid, 1986. Vol. IV, pág..417. Reproduce la de Gaceta de Madrid, 9 de Marzo de 1784,
pág. 222, y 1º de Junio de 1784, páginas 474 y 475.
[6] Se refiere
a Carlos y Felipe, nietos de Carlos III, nacidos en San Ildefonso (Segovia) el
7 de septiembre de 1783.
[7] Saldoni se
olvida del compositor.
[8] J. Subirá. Historia de la música teatral en España, Biblioteca de Iniciación
Cultural. Sección V. Música, nº 429. Editorial Labor. Barcelona, 1945, pág.
137.
[9] Esta
información no coincide con los números musicales indicados en el libreto.
[10] Begoña
Lolo. “Cervantes y el Quijote en la
música española (siglos XVII–XIX). Una difícil recepción”, en Lolo, Begoña (Ed.).
Cervantes y el Quijote en la música.
Estudios sobre la recepción de un mito. (Col. de artículos presentados al
Congreso Internacional Cervantes y el Quijote en la Música, Madrid, 2005). Ministerio de Educación y Ciencia.
Centro de Estudios Cervantinos. Madrid, 2007. Pág.131.
[11] Aunque
tenemos referencias de mascaradas desde 1610, según nuestros datos, la primera
obra lírica debería ser la zarzuela Las
bodas de Camacho, escrita por Antonio Valladares y Sotomayor, que fue dada
a conocer en 1776, aunque se desconoce el autor de la música.
[12] Entre
otras obras, las óperas de Sajon, Carlo. Don Quijote de La Mancha (Italia, 1680),
Förtsch, Johann Philipp (o Foertsch) El
ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha (Alemania, 1690), Purcell,
Henry. La cómica historia de Don Quijote
(Inglaterra, 1694), Caldara, Antonio. Don
Quijote en la corte de la duquesa (Italia, 1727), Telemann, Georg Philipp. Don Quijote el Caballero de los Leones(Alemania, 1761), Danican
Philidor, Francois–André. Sancho Panza gobernador
de la isla de Barataria (Francia, 1762), Paisiello, Giovanni. Don Quijote de la Mancha (Italia, 1769), Salieri, Antonio. Don Quijote en las bodas de Camacho (Italia, 1771).
Y el ballet francés de Joseph Bodin de Boismortier, Don Quijote en casa de la Duquesa, de 1743.
[13]
Pérez Capo, Felipe. El Quijote en el teatro. Repertorio cronológico de 290 producciones
escénicas relacionadas con la inmortal obra de Cervantes. Editorial Milla.
Barcelona, 1947, p. 41.
[14] Debe ser
Benengeli, el supuesto autor del Quijote,
según escribe Cervantes en su novela..
[15] Drama
pastoril en un prólogo, cinco actos y epílogo, de Torcuato Tasso, estrenado en
1573.
[16] Juan
Givanel Mas y Gaziel. Historia gráfica de
Cervantes y el Quijote. Editorial Plus Ultra. Madrid, 1946, p. 386.
[17] Según el
libreto son seis.
[18] Citado por Begoña Lolo, Lolo, Begoña.
“La comedia con música Las bodas de
Camacho (1784). Un modelo de recepción de la obra cervantina”, en Peregrinamente peregrinos : actas del V Congreso
Internacional de la Asociación de Cervantistas, Lisboa, Fundaçâo Calouste
Gulbenkian, 1-5 septiembre 2003 / coord. por Alicia Villar Lecumberri, Vol. 2, 2004, ISBN
84-609-0353-2, pág. 1493.
[19]
Concretamente en el ejemplar correspondiente al mes de julio de 1784.
[20] Es muy
probable que fuera redactado por Joaquín Ezquerra (o Esquerra) (1750-1820), catedrático de Latín en los Reales
Estudios de San Isidro, o por Pedro Pablo Trullenc (o Trullero), ) portero de
la Cámara de Castilla.
[21] Lib. 3º,
cap. 16 (Nota del documento original).
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