Violonchelista y compositor italiano
(Venecia, 1670–Viena, 1736), fue uno de los más reputados compositores barrocos
y trabajó en Venecia, Viena, Roma y Madrid.
Su enorme producción ofrece obras de diverso tipo: religioso (misas,
cantatas, motetes) y profano (piezas para violín, para clave). A ellas hay que
añadir unos treinta oratorios y más de sesenta óperas.
La ópera Don Quijote en la corte de la Duquesa, le fue encargada al compositor
veneciano por la corte vienesa para el carnaval y se estrenó el 6 de febrero de
1727[1], precisamente durante el
carnaval. El texto fue escrito por Giovanni Claudio Pasquini (Siena,
1695–1763). En cuanto al género, Pérez Capo la llama “ópera italiana en cuatro
actos”, Sedó la denomina “opereta en cinco actos”, y Espinós se refiere a ella
como ópera “serio–redicola”.
Su esquema argumental es el siguiente[2]. Acto I. Se prepara la recepción de Don Quijote y se plantea la
situación amorosa de los personajes. El protagonismo es de Altisidora, que será
la que comprometa a Don Quijote para poner a prueba su fidelidad hacia
Dulcinea. Altisidora, además, está enamorada de Laurindo, gentilhombre que le
corresponde, aunque no pierde ocasión de coquetear con Don Álvaro, mayordomo
del Duque. Otra pareja entra en juego: Doralba, una cortesana, se interesa por
Don Álvaro.
Acto
II. Brillante entrada de Don Quijote aompañado de
una esplendorosa fanfarria. Altisidora, rechazando a Don Álvaro y a Laurindo,
muestra su amor a Don Quijote quien,
apoyándose en el recuerdo de su Dulcinea, le rechaza. La Duquesa promete a
Sancho el gobierno de una ínsula.
Acto
III. Unión de varios episodios sucedidos en la
corte ducal: el encantamiento de Dulcinea por Malambruno, la historia de la
Dueña Dolorida, los 3.300 azotes que debe darse Sancho para que Dulcinea sea
desencantada, castigo que trata de eludir aunque termina aceptando, el triunfo
de Don Quijote sobre Malambruno y el vuelo a bordo de Clavileño.
Acto
IV. Desarrollo de los amores de Altisidora con
Laurindo. Consejo de Don Quijote a Sancho cuando marcha a gobernar Barataria y
la partida del escudero. Apoyo de Don Quijote a Doña Rodríguez para vengar la
afrenta de su hija por un novio infiel.
Acto
V. Final
feliz de las parejas: Altisidora con Laurindo y Don Álvaro con Doralba. Invocación
de Don Quijote a dodos los caballeros antiguos antes del combate previsto, que
no se tendrá lugar.
Víctor Espinós ofrece información
detallada:
“Su
libretista, apartándose de las aventuras campesinas, andariegas o montaraces de
la inefable pareja de protagonistas del Quijote,
prefiere sus andanzas palaciegas, donde las burlas se hacen, por así
decirlo, mucho más hirientes y crueles, por su mas elevado origen, por su
premeditación y aun alevosía, que, por cierto, se refinan y agudizan en las
iniciativas escénicas a que se lanza el autor del libreto, deseoso siempre de
encerrar en la acción por él elegida lo más posible de lo que queda fuera de
las cortesanas peripecias por él elegidas.
En ese Don Chisciotte de Caldara se advierten,
así en el poema como en la partitura, las dos partes a que alude la
denominacion de “serio–redicola” impuesta a su producción por los autores. El
aspecto “serio” se refiere a los conflictos amorosos, más sutiles que
emocionantes, que se producen entre Doralba, Altisidora, Don Álvaro y Laurindo,
con sus afectos, desdenes, gelosie e
vendette, como base de enredos de los que informan la comedia de la época
en todas partes. El aspecto “redicolo” es el reservado a Don Quijote, Sancho,
Grullo (Tosilos) el “mago” Grillo, Doña Rodríguez y demás protagonistas de las
farsas inventadas por los duques y sus servidores para entretener sus ocios,
aprovechando las locuras y ficciones de encantamiento del noble Caballero de la Triste Figura y las
malicias y manías refraneras de su criado.
En ambos
aspectos abundan los “recitativo”, que si amenguan el interés musical, ofrecían
al espectador, por medio de relatos, la noticia de peripecias y declaración de
los estados de ánimo. Estos extensísimos recitados desembocan en las arias
según la contextura habitual en la ópera italiana.
Las arias se
inician con breves preludios instrumentales, muy frecuentemente de cuerda sola,
aunque no falta intencionada estilización de otros conjuntos sonoros, como
éste, requerido para anunciar la aparición de la Dueña Dolorida. El
fondo musical sobre el que se realiza el desfile de la mascarada discurrida por
los duques, está encomendado a una “sinfonía de flauti ed oboe é pifferi”, de
sabor oriental, como una “turcheria” tan en boga.
Ambos
fragmentos son de muy feliz disposición y adecuado carácter; cosa muy de notar
en la construcción general de la obra. Así, por ejemplo, en un aria de Don Quijote, las frases principales son
repetidas por el fagot, en un eco burlesco de innegable efecto. También lo
producen los atisbos sinfónicos que decoran la aventura del Clavileño. Y aquí
el sabor imitativo es muy de estimar, por el empleo de cromatismos, que pasan
luego de la orquesta a la voz, que en esta ocasión, como en otras muchas, se ve
obligada, por parte de todos los demás personajes, a realizar proezas de
vocalización. En una canción humorística de Sancho, éste protesta primero y
jura después aceptar los rigores de la azotaina que debe desencantar a Dulcinea. Grotesca y melódicamente acertada,
no es allí despreciable un efecto obtenido con la machacona reiteración de la
letra.
En el acto
tercero hay un pasaje –el de los consejos a Sancho, ya gobernador de Barataria–
en que Don Quijote canta un aria rebosante de graciosa y pedante magistralia,
patente hasta en el extenso recitado.
A pesar de
todo, en general, esta obra peca por falta de sentimiento y exceso de
artificiosa superficialidad.
Los finales
de cada acto, suelen cerrarse con vítores y ditirambos a la gloria caballeresca
del héroe sin tacha y sin miedo, sobre aires majestuosos y solemnes, los cuales
se ven generalmente contradichos en su expresión, por las voces que en ellos se
engarzan”.
Los personajes principales son Don
Quijote (tenor), el Duque (contralto), la Duquesa (soprano), Altisidora (soprano), Doralba
(soprano), Don Álvaro (bajo), Laurindo (contralto), Doña Rodríguez (contralto),
Sancho Panza (bajo), el mago Grillo (bajo) y un sirviente llamado Grullo
(bajo).
Se trata de una extensa obra, con muchas
posibilidades para todos los intérpretes, que, según la partitura conservada en la Biblioteca
Musical del Ayuntamiento de Madrid, consta de 43 escenas.
Según CDMyD, en 1928 se estrenó la versión en alemán, con libreto
de Schumann.
En la XII
edición del Festival Música Antigua de Aranjuez, celebrado entre el 3 de mayo y
el 26 de junio, de 2005, se ofreció una versión de concierto realizada por los
Músicos del Buen Retiro, dirigidos por Isabel Serrano y Antoine Ladrette, como
cierre de las actividades del festival. J.P.M.
Grabación: http://quijoteces.blogspot.com.es/2017/04/caldada-las-operas-quijotescas.html
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