A. Caldara.
Don Quijote en la corte de la Duquesa. N. Matteis. Ballets.M. Espada,
soprano. E. González Toro, tenor. J. Fernandes, bajo. E. Gavira, narrador.
Director de escena: Ignacio García. Coreógrafo: Manuel Segovia. Director
musical: Josetxu Obregón. Auditorio Nacional de Música, Sala de Cámara, 17 de
noviembre de 2017.
Como viene siendo habitual, el Ciclo de Grandes
Autores e Intérpretes de la Música que organiza y promueve la Universidad
Autónoma de Madrid, y que llega en esta temporada a su XLV ciclo, se ha abierto
con una obra de inspiración quijotesca. Concretamente la ópera de Antonio
Caldara Don Quijoe en la corte de la
Duquesa y algunos números de ballet de Niccola Matteis, escritos para
acompañar a esta ópera.
Como ya hemos tenido ocasión de comentar esta
ópera (http://quijoteces.blogspot.com.es/2017/11/antonio-caldara-don-quijote-en-la-corte.html)
y la grabación discográfica realizada por los mismos intérpretes de esta
representación (http://quijoteces.blogspot.com.es/2017/11/caldara-las-operas-quijotescas.html),
hablaremos sólo de lo visto y escuchado en el Auditorio.
Sólo adjetivos elogiosos se nos ocurren para
valorar el magnífico espectáculo al que asistimos. Una orquesta, La Ritirata, enérgica
y delicada, marcando las dinámicas, los tempos y dentro de un estilo vigoroso y
atractivo. La primera cantante en intervenir fue la soprano María Espada; emeritense
por partida doble, por haber nacido en Mérida (Badajoz) y, haber dado vida a
Altisidora con una línea vocal impecable, poderosa y afinada. Emiliano González
Toro ginebrino, fue Don Quijote; excelente en su difícil papel, rico en
expresión, potente, afinado y especialmente virtuoso y espectacular en su
última intervención, el aria “Vengo pure in campo armato”, del cuarto acto.
Joao Fernandes, bajo, fue Sancho Panza;
como sus compañeros dio a su canto una personalidad destacada, con calidad,
afinación, técnica y estilo. A ellos hay que añadir la presencia del actor
malagueño Emilio Gavira, encarnando a un narrador no perteneciente a la ópera,
pero que ha sido añadido para dar hilación a los números musicales que
configuraron este concierto (no se representó la ópera entera porque dura unas
tres horas y no es planteable en un lugar como la Sala de Cámara del Auditorio).
Sala de Cámara que ha visto ampliadas sus
posibilidades con una semiescenificación sencilla pero eficaz, lo que
representa, además de una innovación, la apertura de un camino en esta sala
para presentar obras de este tipo.
La escenificación era obligada al incluir los
episodios de baile compuestos por Nicola Matteis para ser interpretadas en los
intermedios de la obra de Caldara, aunque su planteamiento no tuviera demasiado
que ver con el entorno quijotesco. Estos ballets fueron interpretados por
Cristina Cazorla y David Naranjo que mostraron la elegancia de sus movimientos
y la perfecta coordinación de sus complicados pasos.
Ignacio García fue además del responsable de mover
una escena, quien seleccionó los textos cervantinos que dijo con absoluta
autoridad el ya citado Emilio Gavira.
Por último, el elogio y el reconocimiento al
director musical, Josetxu Obregón, creador del conjunto La Ritirata, es
obligado. Supo concertar a sus instrumentistas y coordinarlos con los cantantes
y bailarines. El resultado fue modélico y agradabilísimo. Así lo entendió el
público que llenaba la sala por completo, que aplaudió con insistencia y fuerza
durante varios minutos.
José Prieto Marugán
No hay comentarios:
Publicar un comentario