Francisco Asenjo Barbieri
(Madrid, 1832-1894), compositor de zarzuelas, creador de la moderna musicología
española, promotor de numerosísimas
actividades relacionadas con la música, fundador de la Sociedad de Bibliófilos
Españoles, de la Sociedad
de Conciertos y miembro de las Academias de la Lengua y de Bellas Artes,
escribió sobre el tema que nos interesa, música incidental destinada a una
representación del drama en tres actos Don
Quijote de La Mancha
de Ventura de la Vega.
Una partitura titulada Don Quijote en Sierra Morena, citada en
algunas ocasiones, no debemos considerarla por las razones que enumeramos más
adelante.
Es muy curioso, además,
que ninguna de estas obras de Barbieri figure en las recopilaciones de Juan Sedó,
ni tampoco en la de Felipe Pérez Capo.
Una referencia sobre Don Quijote de la Mancha, que algunos
consideran zarzuela, los proporciona el mismo
Barbieri y la transcribe Emilio Casares, en su biografía del músico madrileño[1]:
El
martes 23 de abril de 1861 la Real Academia Española celebró por primera vez el
aniversario de la muerte de Cervantes con una función religiosa en la iglesia
de las Trinitarias[2]. En el mismo día el Teatro del Príncipe
hacía también una función conmemorativa en la cual se representaba la comedia D. Quijote de la Mancha que aunque rigurosamente no pertenece al
género de la zarzuela[3], yo la incluyo en esta colección porque
hice para ella la música del ovillejo[4] de Cervantes que canta Cardenio en el
primer acto, un baile característico español para el segundo y una marcha y
coro final para el acto tercero y cuya marcha heroica compuse sobre el motivo
de las seguidillas manchegas.
Adjunto
va el autógrafo de Ventura de la Vega perteneciente al coro final, una carta
del mismo Vega y la comedia impresa y con dedicatoria y décimas autógrafas
también de Vega. También acompaña una carta con que mi amigo D. Pedro Delgado,
primer actor y director del Teatro del Príncipe acompañaba un obsequio que me
hizo de un tintero, una pluma, cuchillo de cortar papel y sello, todo de madera
tallada y construcción alemana, por haberle yo compuesto sin retribución alguna
la música indicada”.
Las cartas a que hace
referencia Barbieri son éstas, y también las ofrece Casares en su biografía
sobre el músico[5]:
Querido
Paco: he hecho una copla para el número que dice así:
Cantemos
al que un día
regó con sangre y llanto,
sus lauros en Lepanto,
sus grillos en Argel;
al genio por quien reina
la Musa castellana,
del mundo soberana,
ceñida de laurel.
Dime
si quieres más versos; o si estos no te gustan.
Tuyo,
Ventura.
Este texto es el
utilizado en la marcha fila..
Otra carta relacionada
con este tema del propio Ventura de la
Vega dice así:
Querido
Paco: No te veo. Tengo en mi poder la esquela de entrada en las honras de
Cervantes, guardada para ti. Ven por ella. Hoy iré a comer a casa de Orfila
¿Vendrás a buscarme? A las doce iré al Príncipe a ensayar; a las dos me volveré
a casa. He hecho tres décimas[6] para que las recite Teodora. ¡¡¡Verás
que décimas!!! Adiós.
En el catálogo de la obra de Barbierique Casares adjunta a su
biografía[7], así como en el incluido en el libro de María Encina Cortizo[8], la referencia a esta obra figura como: “Comedia. Letra Ventura
de la Vega.
Instrumentación: flautín, oboe, dos clarinetes, dos fagotes,
dos trompas, dos cornetines, fagot, tres trombones, cuerda. Estreno: Teatro del
Príncipe, 23-IV-1861”.
En ambas publicaciones aparece también reseñado un Ovillejo de Miguel de Cervantes Saavedra, que fue publicado en La Ilustración Universal, el 12 de enero de 1874 y que pertenece a Don Quijote de la Mancha. A pesar de ello, en algunas
publicaciones, como el Diccionario de la Música Española e
Hispanoamericana, el ovillejo, aparece como obra independiente y aislada. Para
completar la información señalemos que en el Catálogo Musical de la Biblioteca
del Ayuntamiento de Madrid figura esta obra con la siguiente entrada: “Barbieri
(Francisco Asenjo). Don Quijote de la Mancha.
Drama en tres actos, de D. Ventura de la Vega. Música de escena por ...
Partitura de orquesta y partes, 1831[9]. Madrid”
Becker incluye en su
relación un Don Quijote en Sierra Morena,
como obra de Barbieri. También lo hace No hemos encontrado rastro alguno de ella
en otros documentos que hemos podido manejar, pero Givanel[10] viene en nuestra ayuda para aclarar el tema:
El
inagotable comediógrafo Ventura de la Vega, abastecedor de buena parte del
teatro español durante la primera mitad del siglo XIX –en que dio comienzo la
enorme y decisiva popularidad del Quijote–,
estrenó en 1832 Don Quijote de La Mancha
en Sierra Morena, y treinta años después, en 1861, la obra volvió a
representarse con el título de Don
Quijote de La Mancha.
No obstante, y aunque la cita sea larga, anotamos la
información aportada por Espinós porque de ella se desprenden detalles
interesantes.
El
ilustre comediógrafo don Ventura de la Vega
se propuso escribir un libro de zarzuela titulado Cardenio. No lo hizo, y se decidió por componer un drama bajo el
epígrafe Don Quijote en Sierra Morena.
Todo
hace suponer que fuera Barbieri el músico a quien Ventura de la Vega hubiera
confiado su zarzuela, lo cual habría producido una colaboración eminente.
Pero
no todo se perdió. La Biblioteca Nacional conserva un ejemplar del drama de
Ventura de la Vega, impreso en Madrid en 1861. Estrenóse en el Teatro del
Príncipe, la noche del 23 de abril, aniversario del fallecimiento de Cervantes,
con ilustraciones musicales del maestro Barbieri. La dedicatoria autógrafa de
este ejemplar dice: “Al señor don Francisco Asenjo Barbieri, que ha cooperado
al éxito de esta obra, adornándola con su preciosa música. Su amigo. Ventura de
la Vega. Hoy 23 de abril de 1861”.
En la última hoja de guarda, también autógrafas de Vega, vense manuscritas unas
décimas[11] a Cervantes, que se recitaron por la
insigne Teodora de Lamadrid, terminada la representación, al ser descubierto en
el escenario un busto del Príncipe de los Ingenios, a cuyo pie depositaron
flores, en reverente desfile, los miembros de la compañía, sobre una marcha
ceremonial. Tanto esta marcha como las páginas de escena (los ovillejos de
Cardenio y un bailete de pimpantes seguidillas) son,
en efecto, originales del maestro Barbieri.
Además, Espinós registra
la forma tan sorprendente en que esta obra llegó a su poder.
Circunstancias
curiosas nos permitieron poseer el manuscrito original de tales páginas, al
cabo de reiteradas infructuosas búsquedas, que aun se prolongaron más, por
haber seguido una pista totalmente equivocada, en que nos lanzó un consejo de
poco fundamento. Cuando comenzábamos a desconfiar de hallar esa obra musical
para incorporarla a nuestra colección, ocurriósenos publicar en La Época, donde, a la sazón ejercíamos
la crítica musical, un alegato sobre la urgencia de que Madrid diera señales de
tener en la memoria y en la admiración al eminente músico madrileño, de modo
más elocuente que el simple rótulo denominativo de una calle de tercer orden,
aunque céntrica.
Pocos
días después nos visitó en nuestro despacho de la Biblioteca Musical Circulante
de la madrileñísima Plaza Mayor, un deudo afín de Barbieri, que nos traía un
obsequio impagable para la Biblioteca, y otro no menos importante para nuestros
archivos particulares. El último era el manuscrito original del Himno escrito
por el inmortal maestro para la ceremonia de colocar Doña Isabel II la piedra
primera del gran edificio de Bibliotecas y Museos. El primero de los regalos
era el autógrafo de la música escrita por el mismo Barbieri para Don Quijote en Sierra Morena[12],
de Ventura de la Vega. Nuestra
satisfacción fue tan honda como correspondía, y aún creció cuando el generoso
donante expresó su propósito de que ello representase una acción de gracias de
su “inmortal maestro”, por el artículo de La
Época, que, en efecto, quedó de tan rica e inesperada manera recompensado,
Y allá fueron, y allá están, las coruscantes seguidillas – ¿habrá que decir que
son manchegas? – y el “lamentabile” canto de Cardenio, que se ejecuta, como en
la novela inmortal, fuera de la vista de los oyentes, es decir, “dentro”, según
se acota en los libros teatrales”.
A toda información añade
Espinós, en nota aclaratoria que “Las seguidillas de Don Quijote en Sierra Morena ejecutáronse en el concierto que cerró
la sesión de ingreso del autor [ser refiere a él mismo] en la R.A. de Bellas Artes, a cargo
de la Orquesta
Sinfónica de Madrid, bajo la batuta del Académico de número
don Conrado del Campo”.
El autógrafo de Barbieri
escrito sobre la portada de Don Quijote
de la Mancha, del libro de Ventura de la Vega, que se reproduce en Espinós dice lo
siguiente: “
Ejecutada en el Teatro
del Príncipe para el aniversario de la muerte de Cervantes, la noche del Martes
23 de abril [de 1861]. Esta obra ya se había representado en 1831[13] en el Teatro de la Cruz.”
En los comentarios
críticos del estreno, en 1861, no hay referencia a la música, ni siquiera se
tratara de música incidental.
En
la función que, con una actividad que le honra, prepara el joven director del
teatro del Príncipe, señor Delgado, para el día del aniversario de la muerte de
Cervantes, se pondrá en escena un entremés del inmortal autor del Quijote, cuyo título aún no podemos
anunciar por no haberse elegido.
Después
del entremés, se ejecutará la obra D.
Quijote en Sierra Morena, que compuso años hace el eminente autor D.
Ventura de la Vega, quien se ocupa actualmente en refundirla[15].
Esta
[la función, no la obra] terminará con una alegoría de la vida del insigne
manco de Lepanto, en la que se leerán composiciones poéticas de distinguidos
escritores.
La función homenaje en el
Teatro del Príncipe ofreció el siguiente programa: Una loa de Hartzenbusch,
titulada La hija de Cervantes, la
obra de Ventura de la Vega, un soneto del marqués de Villaseca, décimas de
Ventura de la Vega leídas por Teodora
Lamadrid, y unas octavas a Cervantes, procedentes de A la batalla de Lepanto, de Fernández y González, leídas por él
mismo.
Después de la obra
teatral de Ventura de la Vega y ante una imagen de Cervantes, los actores
fueron depositando coronas de laurel. “Este acatamiento se verificó al compás
de la música[16]”, escribe La Época (24-4-1861); es la única referencia musical que
hemos encontrado sobre la velada, lo cual resulta verdaderamente extraño, máxime
cuando su autor era Barbieri, compositor conocido, prestigioso, popular y
respetado
Seguimos con las reseñas
periodísticas. Al día siguientes, en las “noticias generales” de La Época, apareció, sin firma este
comentario[17]:
Anoche
dio el teatro del Príncipe una función en honor de Cervantes, a la cual asistió
un numeroso y escogido público.
Empezó
la función por una loa del Sr. Hartzenbusch muy elegantemente escrita, como
todas sus obras. Terminó la loa, que está en prosa, con unos lindos versos en
los cuales la misma hija de Cervantes explica la importancia y encomia el
mérito extraordinario del Quijote.
La
comedia que se ejecutó después lleva por título el de aquella admirable novela
y tiene por asunto las aventuras de Sierra Morena y de la venta, y los amores
de Cardenio y Luscinda, Dorotea y D. Fernando.
El
famoso caballero de la Triste figura, admirablemente interpretado por el Sr.
Calvo, y su escudero Sancho, hacen, sin embargo, los más importantes papeles.
El
Sr. D. Ventura de la Vega con su ingenio dramático ha sabido conservar en esta
comedia cierta unidad, sin hacer de los mencionados amores lo principal de la
acción y sin dejar a Sancho y a D. Quijote reducidos a meros personajes
episódicos, logrando también que los chistes y gracias y el diálogo mismo,
tomados de la misma novela e ingeridos en el drama, no desluzcan de lo que es
propio del inmortal poema.
Terminó
la comedia con el encantamiento de don Quijote dentro de la jaula y con la
apoteosis de Cervantes, cuya efigie apareció en el fondo del teatro circundada
de lauros y de resplandores de luz de bengala[18].
Don Quijote de la Mancha es un drama episódico, basado en algunos
pasajes de la obra popular que le presta título, y ha sido arreglado y
modificado por su autor el Sr. D. Ventura de la Vega, del primitivo original
estrenado hace años. Su argumento es incoherente y no puede menos de serlo,
porque el Quijote es una creación
gigantesca que no cabe en la escena. Con decir que la obra no decae, que
contiene situaciones dramáticas de efecto, diálogos interesantes y
correctamente hablados, y lo que es mas que todo, que a los personajes que
juegan en la acción los reconoce el espectador a primera vista, deleitándose
con los hinchados discursos del ingenioso
hidalgo, a la vez que con los donosos refranes de Sancho, e interesándose con las desventuras de Cardenio, y los afectos con que luchan Lucinda y D. Fernando, se
hace del drama el cumplido elogio que merece.
Porque
trasladar, repetimos, aquellas escenas descritas con tan vivos colores y que
nadie desconoce, al palenque de las tablas, empresa ardua es que hubiera
alcanzado mucho al librarse de los desaires del público, cuanto más habiendo
merecido en la actualidad sus aplausos.
La
obra ha sido puesta en escena con propiedad y con propiedad vestida y
caracterizada por los actores. Han sobresalido de entre ellos Teodora, la
Zapatero, Calvo, Casañer, Fernández y Delgado. El protagonista, Sancho y la MaritorneBarguments se distinguen por la
exactitud de los trajes, y muy especialmente la última, que nos ha dado una
muestra de conciencia artística y de su estudio.
De toda la información
anterior hemos de sacar en claro que sólo existió una obra musical, titulada Don Quijote de la Mancha, que es un drama
y no una comedia, pues como drama figura en la portada del libro de Ventura de
la Vega. Don Quijote de la Mancha en
Sierra Morena, fue un drama (teatro hablado) escrito en 1831 y estrenado en
1832. En ninguna de estas obras figura la música de la manera habitual a como aparece
en la zarzuela, aunque hay un par de acotaciones musicales concretas: cuando se
citan los ovillejos Ventura de la Vega indica: “óyese una voz que preludia
melancólicamente una canción”. El segundo aparece al final de la obra:
Rompe
una música triunfal: entra Don Quijote en la jaula, álzanla en hombros y se
disponen a salir en procesión. Detrás de la jaula va Sancho llevando del
diestro a Rocinante y al rucio. Al romper la música, un brillante resplandor
ilumina el teatro.; un grupo de nubes de púrpura y oro ocupa el aire, las
cuales en tanto que la comitiva pasea la escena, se desgajan y separan, dejando
ver la estatua de Miguel de Cervantes. En las varias nubes que la rodean se
leerá con caracteres de luz: Don Quijote, Lepanto, Galatea, Argel, Persiles.
No podemos hablar de Don Quijote de la Mancha como de una
zarzuela; el propio Barbieri no lo hace. En la partitura figura “música de
escena” y hoy la llamaríamos “música incidental”.
El propio Barbieri en la
referencia citada al principio reconoce tres fragmentos[20] (ovillejos, bailete y marcha), pero en otro documento relacionado
con La venta encantada[21] de Adolfo García, habla de dos:
La venta encantada impresa en 1859 no se ha representado
aún [la información corresponde al propio año de 1859], y tiene una historia
particular. Ventura de la Vega empezó a escribirme una zarzuela sobre el Quijote, de la cual tenía yo puestas
en música dos piezas, cuando parece que fue a verle Adolfo García y le rogó
que no continuase, porque él tenía ya concluida esta obra sobre el mismo
asunto. Ventura de la Vega le dio palabra de hacerlo así, y luego el García imprimió
el adjunto libreto (al saber que Vega pensaba continuar el suyo), poniéndole
una dedicatoria sarcástica a Vega, la cual ha herido mucho a éste, pero le ha
impedido hasta el presente continuar su libreto, con lo cual el que pierde soy
yo[22].
En cuanto a la naturaleza
musical de estos fragmentos, el Ovillejo, que sólo usa la primera
estrofa del texto cervantino, es una canción sentimental, sencilla con un
acompañamiento ondulante en la línea clásica del belcanto italiano. El Bailete es un popurrí de danzas
españolas en el que aparecen seguidillas manchegas. fandangos y hasta una jota.
Es únicamente instrumental y no está previsto en el libreto. La Marcha es solemne y marcial, cantada
pot tenores y bajos (coro masculino). Además, la letra de esta marcha es un homenaje directo a Cervantes
y no tiene relación con la historia que desarrolla el drama.
De estos números conserva la BNE la
partitura de piano y la orquestal. La primera no está fechada, la segunda, en
el “bailete” presenta la leyenda “Madrid, sábado 20 de abril de 1861”; en la
marcha y coro final, se lee: “Viernes, 19 de abril de 1861 (en casa de Pipí)”.
El “ovillejo” no lleva fecha. En ambos casos se añade la firma de Barbieri
Por otra parte, en el texto de Ventura
encontramos que Don Quijote recita, en la segunda escena del tercer acto los
versos del Romance del Marqués de Mantua o Valdovinos (I-V) (“¿Dónde estás
señora mía?”) a que recurre el caballero al verse en el suelo tras la aventura
de los mercaderes: “¿Dónde estás, señora mía?”. Antes, en la novena escena del
primer acto, Don Quijote recuerda el poema que escribió en las “cortezas de los
árboles y por la menuda arena” en alabanza y recuerdo de Dulcinea (1-XXVI), el
célebre “Árboles, yerbas y plantas”. Además, en la novena escena, ahora del
tercer acto, el Barbero 2º “sale cantando”: “No hay penas en el mundo / como
las mías …”, antes de tratar de recuperar la bacía y albarda que tiene Sancho.
La pregunta es obvia: ¿Por qué Barbieri
no puso música a estos tres fragmentos, o, cuando menos, a los dos
cervantinos”? No lo sabemos. J.P.M.
[1] Emilio Casares Rodicio. Francisco Asenjo Barbieri. 2 vols. 1. El hombre y el creador. 2.
Escritos. ICCMU, Madrid, 1994. Vol. 1, pág. 244.
[2] Esta ceremonia sigue celebrándose y consiste en
una misa y en la lectura de una “oración” que la Real Academia de la Lengua encarga a personas
de relevancia. El Convento de las Trinitarias Descalzas, está en el Barrio de
las Letras de Madrid, concretamente n la calle de Lope de Vega, 18.
[3] Las
negritas son nuestras.
[4] Véase el texto en el apartado correspondiente.
[5] Emilio Casares. Op. cit. Vol.2, pág. 121.
[6]
Estos versos no aparecen ni en el manuscrito (http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/don-quijote-de-la-mancha-en-sierra-morena-manuscrit-drama-original-en-tres-actos--0/html/)
ni en el libreto editado (Imprenta de J.M. Ducazcal, Madrid, 1861) de Don Quijote de la Mancha.
[7] Emilio Casares. Op. Cit. Vol. 1, pág. 468.
[8] María Encina Cortizo y Emilio Casares. Homenaje a Homenaje
a Emilio Arrieta y Corera (1821-1894). Francisco Asenjo Barbieri (1823-1894). SGAE. Madrid, 1994., pág. 94..
[9] El año de 1831 es un error; probablemente se ha
confundido con el del creación de la obra en versión teatral.
[10] Givanel Mas, Juan. Historia gráfica de Cervantes y del Quijote. Editorial Plus Ultra,
Madrid, 1946, pág. 358.
[11]
No hemos conseguido localizar estos versos.
[12]
Espinós se confunde: Don Quijote en
Sierra Morena fue sólo teatro hablado.
[13] En
realidad, se estrenó el 24 de diciembre de 1832, como indica Marichu Insúa (Don Quijote en el teatro español: del Siglo de Oro al siglo XX. Ed. de Ignacio Arellano. Vicot,
Madrid, 2007, p. 454), quien, además
añade un extracto del comentario crítico de Mariano José de Larra, en la Revista Española, del 26-12-1832. Otra información, curiosa, sobre este
estreno la ofrece Augusto Martínez Olmedilla (Los teatros de Madrid, Madrid, 1948); “Ventura de la Vega hizo en
este teatro sus primeras armas escénicas, con Don Quijote de la Mancha en Sierra Morena, cuyo éxito fue escaso.
Se atribuyó al desvío del público a un hecho fortuito, desagradable en grado
sumo: Rocinante cometió en escena una
incorrección indescriptible, y ello dio motivo a la consiguiente chacota, que
echó al foso la comedia”.
[14] El Contemporáneo, Madrid, 5-4-1861, p.
La misma información se publica, en días siguientes, en La Correspondencia de España, El Clamor Público, La Discusión y Boletín de Loterías y Toros.
[15] Obsérvese
que cita el título original, no el refundido.
[16]
Seguramente la marcha de Barbieri..
[17] La Época, Madrid, 24-4-1861, p. 3.
[18]
Corresponde a la acotación con que finaliza el libreto de Ventura de la Vega,
que ya hemos citado.
[19] El Mundo Militar, Madrid, 5-5-1861, p. 6
[20][20] Mariela Insúa
Ceredeca (“Las recreaciones del Quijote en el siglo XIX: El caso de Ventura de la Vega”,
en Nueva Revista del Pacífico. Facultad
de Humanidades. Universidad de Valparaíso. Nº. 51, Año 2006, pág. 105). habla
de cuatro fragmentos: ”ovillejo que canta Cardenio, una baile español, una
marcha y el coro”, separando en dos el último escrito por Barbieri.
[21]
Zarzuela en tres actos y en verso. Texto de Adolfo García (seudónimo utilizado
por Gustavo Adolfo Bécquer y Luis García Luna). Música de Antonio Reparaz.
Estreno: 21 de noviembre de 1871, en el Teatro de la Zarzuela, de Madrid.
[22] Emilio Casares. Francisco Asenjo Barbieri. ICCMU,
Oviedo, 1994. Vol 2. Escritos, pág. 91.
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