jueves, 16 de febrero de 2017

CD. Ángel de humana figura.



Ángel Corpa. Doce canciones de amor de Cervantes.
Ángel Corpa, música y voz. Héctor Pérez, arreglos y teclado. teclados. Álvaro Girón, guitarras. Luis Carmizano, guitarra española. Manolo Nieto, bajo. Ángel Morilla, violonchelo. Manolo Salado, batería. Agustín Henke, percusión. Jorge G. Tomé, Paco Cardona y José Manuel Seda, coro.
CD. RTVE Música, 2005.


“Ángel de humana figura” es un verso perteneciente al libro VI de La Galatea, y da título a un magnífico disco que se editó con motivo del III centenario de la publicación de la primera parte del Quijote. Es también, creo, una declaración de intenciones del cantautor castellano-manchego Ángel Corpa, pues contiene una docena de canciones cuyo texto son expresiones poéticas cervantinas relacionadas con el amor.

 En general se trata de canciones con cierto aire que podríamos llamar “folk” (no en balde Ángel Corpa fue el creador del famoso grupo Jarcha, dedicado a estos menesteres en los años 70 del pasado siblo). La música es sencilla, muy inspirada original y con una clara intención: que el texto (no siempre fácil para nuestros oídos actuales) se entienda. En este aspecto el éxito es total, incluso diría más, el compositor ha conseguido adecuar las inflexiones melódicas al contenido literario. Algo que no es fácil y no siempre está presente.

De la docena de canciones grabadas dos pertenecen al Quijote: “Marinero soy de amor” y los célebres ovillejos “Quien menoscaba mis bienes”. El resto de las letras han sido extraídas de La Galatea: Libro I (“Amoroso pensamiento”, “Ya la esperanza es perdida”, “¡Ay!, Alma venturosa, y “Amor por nombre”); Libro II (“Vea yo los ojos bellos” y “¡Qué se puede esperar de él”); Libro VI (“Ángel de figura humana”, “En el mal que me lastima”, “Silena” y “En libertad me fundo”).

No es fácil destacar unos temas de otros, pero no puedo dejar de recomendar la escucha de “Silena”, al ritmo de un romántico bolero” y “Ya la esperanza es perdida”, en la que el texto cervantino es cantado a ritmo de carnavalito.

La grabación muy cuidada es un regalo para quienes gustan de este tipo de música. Creo que estamos ante duna de las mejores realizaciones discográficas publicadas en aquella ocasión. Quizá hoy no sea sencillo encontrarla, pero merece la pena intentarlo.



José Prieto Marugán

sábado, 11 de febrero de 2017

Ángel Corpa. Ángel de humana figura.







Cantautor, investigador y folclorista español, nacido en Barajas de Melo (Cuenca). En 1972 creó el grupo Jarcha, popularísima formación de la música española, que se mantuvo en activo durante veinticinco años, después de más de 2.500 conciertos y la publicación de varios discos.
  
Ángel de humana figura, subtitulado 12 canciones de amor de Cervantes, es el título[1] de un disco que contiene una docena de temas musicales escritos a la sombra del IV Centenario y que utiliza textos del Quijote y de La Galatea, donde se muestra al Cervantes poeta, “capaz de desligar y aislar todos y cada uno de los diferentes sentimientos y sensaciones que conforman lo que conocemos como Amor, para hacerlo más comprensible por más humano”:

Corpa confiesa haber introducido cadencias andinas en el tema “Ya la esperanza mía” y sones caribeños en forma de bolero en “Silena”, amparándose en “el ámbito supranacional en el que pervive la obra cervantina”:

Los títulos de estas canciones son:


1 – Ángel de humana figura (Libro VI de La Galatea).
Canto narrativo, a modo de elaborado romance.
2 – Amoroso pensamiento (Libro I de La Galatea).
            Música alegre, de carácter pastoril, a lo que contribuye la introducción de la flauta.
3 – Marinero soy de amor (El Quijote, cap. I–43).
Una grave introducción desemboca en una danza alegre, sobre la que fluye una melodía contemplativa.
4 – Ya la esperanza es perdida (Libro I de La Galatea).
A pesar de la tristeza del texto, la música es muy vistosa y alegre, gracias al ritmo de carnavalito.
5 – En el mal que me lastima (Libro VI de La Galatea).
Intensidad expresiva creciente en los tras partes del poema cantado.
6 – Vea yo los ojos bellos (Libro II de La Galatea).
Música de ritmo ternario y cierto sabor andaluz, acompañada por el piano y la guitarra.
7 – ¡Ay! Alma venturosa (Libro I de La Galatea).
            Destaca el vuelo lírico de la intensa melodía.
8 – Qué se puede esperar de él (Libro II de La Galatea).
No puede ocultar su inspiración hispanoamericana. El acompañamiento de un pequeño coro acentúa su personalidad.
9 – Silena (Libro VI de La Galatea).
            Magnífica canción marcada por el ritmo romántico de un bolero.
10 – En libertad me fundo (Libro VI de La Galatea).
            Canción poética y contemplativa, con destacados adornos del violonchelo.
11 – Quien menoscaba mis bienes (El Quijote, cap. I–27).
En un ritmo ternario básico se inscribe un original juego entre los versos interrogativos y las cortantes estrofas que los definen, a cargo del coro.
12 – Amor por nombre (Libro I de La Galatea).
Con el violonchelo como protagonista instrumental, presenta cierto desasosiego en la expresión vocal.

El conjunto es un excelente ejemplo de música en la que lo más importante es el texto que se canta. El canto silábico, la sencillez de las melodías alejadas de alardes vocales y la elección de ritmos y formas, ayudan a este propósito. Es una lástima que no se haya podido contar con un acompañamiento más orquestal, porque la obra ganaría en prestancia.

Las canciones emplean el clásico esquema ABA, con ligeras variaciones o el tradicional Copla-Estribillo, que en algún caso (canción número tres), se altera comenzando por el estribillo.



[1] También lo hemos visto titulado: “Ángel Corpa canta a Cervantes. Amor tiene por nombre”.

martes, 7 de febrero de 2017

Erick W. Korngold. Don Quijote



Compositor austríaco (Brno, 1897–Hollywood, 1957). Discípulo de Robert Füchs y Alexander von Zemlinsky en Viena, comenzó a componer muy joven. Fue director de la orquesta de la Ópera de Hamburgo en 1921 y, diez años más tarde, profesor de la Academia de Música de Viena. Emigró a los Estados Unidos en 1934 y trabajó para la industria del cine en la Warner Brothers. Escribió varias óperas, música de cámara, canciones y música sinfónica.


Su Don Quijote, es una serie de seis piezas “características”, para piano, escritas en 1909, a los doce años, durante unas vacaciones veraniegas; debemos suponer que, a tan temprana edad, el futuro compositor ya conocía la figura del héroe cervantino.  El conjunto de las seis piezas dura unos trece  minutos,  y está compuesto por:

1 – Sueño de Don Quijote con hazañas heroicas (Allegro).
2 – Sancho Panza sobre su viejo asno (Giocoso).
3 – Salida de Don Quijote (Presto).
4 – Dulcinea del Toboso (Andante fantasioso).
5 – Aventura (Moderato).
6 – Conversión y muerte de Don Quijote (Lento e molto calmo).

En la edición privada de estas piezas, el padre del compositor escribió:

“Estas piezas para piano se han impreso bajo la condición expresa de no ser publicadas [quiso decir vendidas], sino distribuidas en edición limitada a músicos y amantes de la música, con el fin de subrayar el hecho de que han sido compuestas por un muchacho de doce años, Erich Wolfgang Korngold, nacido el 29 de mayo del año 1897 en Brün. Escribió estas piezas para piano en 1909, durante sus vacaciones de verano”.

La obra, de una gran madurez para haber sido escrita tan tempranamente, no presenta músicas que podamos llamar “españolas”. En primer fragmento pretende asociar a Don Quijote con su ideal; el segundo, de tiempo ternario, destaca humorísticamente la ridiculez de la figura de Sancho, por medio de un expresivo y original “rebuzno” del teclado; la “salida” se explica con una precipitada música. La cuarta de las piezas, describe a Dulcinea con una melodía cantable apoyada por un sencillo acompañamiento; “Aventura”, el fragmento de mayor duración, se inicia con un ambiente de expectación que luego va, poco a poco, disminuyendo, la escritura es potente y virtuosa. EL último número, es de carácter dramático, como corresponde a lo que pretende retratar.