Compositor español (Madrid, 1898 – París,
1963).
Ópera bufa en un acto, adaptación del
entremés de Cervantes La cueva de
Salamanca, realizada por Ezequiel Enderiz (versión francesa de Jean
Rollin). La acción se desarrolla en un pueblecito de Castilla en 1600 y está a
cargo de los siguientes personajes: Leonarda, dueña de la casa, soprano;
Cristina, su criada, mezzosoprano o contralto; Pancracio, marido de Leonarda,
bajo cómico; el Estudiante, barítono; Blas, el sacristán, tenor, y Nicolás, el
barbero, tenor.
La primera redacción data de 1944 y fue
ofrecida por primera vez el 2 de enero de 1952 a través de la Radiotelevisión
francesa, interpretada por Amparito Péris, André Cuvillier, Pierre Solgier,
François Meier y Juan Casado, acompañados al piano por Maurice Doncel y Collete
Moquet, dirigidos por el compositor en una realización radiofónica de José
Domingo, grabada en diciembre del año anterior. Años después, Bacarisse revisó
la obra con motivo de su estreno en Radio Montecarlo que tuvo lugar el 10 de
enero de 1956, con los siguientes intérpretes: Claudine Collard (Leonarda),
Fredda Betti (Cristina), Pierre Germain (El Estudiante), André Balboa
(Pancracio) (Tonini (Blas) y Michel Perret (Nicolás), acompañados por la Orquesta de Radio
Montecarlo, bajo la dirección de Bacarisse.
La instrumentación, ya revisada, requiere
dos flautas, dos oboes, dos clarinetes en Si bemol, dos fagotes, cuatro
trompas, tres trompetas, timbales, percusión, arpa y cuerda.
El argumento es el siguiente: En una sala
de la casa, Pancracio prepara un hatillo de viaje ayudado por Leonarda y
Cristina. Ambas se muestran muy compungidas, aunque el hombre sólo estará
ausente unos días, pues va a la boda de una hermana en un pueblo cercano. A
pesar de esto, Leonarda está tan apenada que sufre un desmayo. Pancracio está a
punto de suspender su viaje, pero unas palabras de Cristina al oído de su ama,
hacen que ésta se recupere. Pancracio emprende el camino y, apenas ha
traspasado la puerta, todo cambia. Ama y criada se abrazan, cantan, bailan y se
las prometen muy felices con Blas y Nicolás, sus amantes, que ya han hecho
llegar una cesta con viandas para darse una opípara cena y celebrar con las
mujeres la ausencia de Pancracio.
Llaman a la puerta y resulta ser un
Estudiante, solicitando que le acojan en la casa. Las mujeres dudan, porque
puede estropear sus planes, pero ante las promesas de discreción del muchacho
le admiten.
Llegan ahora los amantes y se sorprenden
ante la presencia del Estudiante, pero terminan aceptándole. Y mientras él pela
un capón en la cocina, las dos parejas se entretienen en zalamerías y
arrumacos. Mientras tanto, se ha desatado una tempestad y Pancracio regresa
ante la imposibilidad de seguir su viaje. Llama insistentemente a su casa y los
tres hombres tienen que esconderse. Mientras Pancracio y Leonarda charlan, se
escucha la voz del Estudiante que se queja desde su escondite. Leonarda
tranquiliza a su marido y el Estudiante, para congraciarse con Pancracio –y
para ayudar a las mujeres– comienza a hablar de la existencia de una cueva en
Salamanca, donde se dan prodigios de magia y donde él ha aprendido algo que
está dispuesto a demostrar. Pancracio acepta y el Estudiante anuncia que
convocará a dos demonios que se parecen, de manera extraordinaria, al barbero y
al sacristán. Hechas la adecuadas invocaciones, Blas y Nicolás salen de la
carbonera donde estaban escondidos, y como demuestran ser demonios educados,
terminan compartiendo la mesa con todos los demás.
Terminada la cena, Pancracio se retira a
descansar y el Estudiante consigue que los diablos abandonen la casa. De esta
manera a él le queda el campo libre y se cita con las dos mujeres durante la
noche. Mientras se oye roncar al marido, el Estudiante decide a cual de las dos
mujeres visitará primero.
En esta ópera bufa no podían faltar,
junto a los clásicos números operísticos, alguna referencia a danzas típicas
españolas, más o menos, de la época en que se desarrolla. Así encontramos unas
seguidillas (cantadas por el Estudiante y Cristina, mientras aquél pela el
pollo en la cocina), un zarandillo (a cargo del Estudiante
solo) y un bolero (cantado por Leonarda cuando aparecen los diablos, y en el
que juega con las referencias a los cuernos de los demonios y del marido).
Además, debemos destacar un dúo entre Leonarda y Pancracio y una marcha cantada
entre éste y el Estudiante.
Refer. Part.
FJM.
J.P.M.