martes, 28 de abril de 2020

Salvador Bacarisse. El estudiante de Salamanca.


Compositor español (Madrid, 1898 – París, 1963).
Ópera bufa en un acto, adaptación del entremés de Cervantes La cueva de Salamanca, realizada por Ezequiel Enderiz (versión francesa de Jean Rollin). La acción se desarrolla en un pueblecito de Castilla en 1600 y está a cargo de los siguientes personajes: Leonarda, dueña de la casa, soprano; Cristina, su criada, mezzosoprano o contralto; Pancracio, marido de Leonarda, bajo cómico; el Estudiante, barítono; Blas, el sacristán, tenor, y Nicolás, el barbero, tenor.

La primera redacción data de 1944 y fue ofrecida por primera vez el 2 de enero de 1952 a través de la Radiotelevisión francesa, interpretada por Amparito Péris, André Cuvillier, Pierre Solgier, François Meier y Juan Casado, acompañados al piano por Maurice Doncel y Collete Moquet, dirigidos por el compositor en una realización radiofónica de José Domingo, grabada en diciembre del año anterior. Años después, Bacarisse revisó la obra con motivo de su estreno en Radio Montecarlo que tuvo lugar el 10 de enero de 1956, con los siguientes intérpretes: Claudine Collard (Leonarda), Fredda Betti (Cristina), Pierre Germain (El Estudiante), André Balboa (Pancracio) (Tonini (Blas) y Michel Perret (Nicolás), acompañados por la Orquesta de Radio Montecarlo, bajo la dirección de Bacarisse.

La instrumentación, ya revisada, requiere dos flautas, dos oboes, dos clarinetes en Si bemol, dos fagotes, cuatro trompas, tres trompetas, timbales, percusión, arpa y cuerda.

El argumento es el siguiente: En una sala de la casa, Pancracio prepara un hatillo de viaje ayudado por Leonarda y Cristina. Ambas se muestran muy compungidas, aunque el hombre sólo estará ausente unos días, pues va a la boda de una hermana en un pueblo cercano. A pesar de esto, Leonarda está tan apenada que sufre un desmayo. Pancracio está a punto de suspender su viaje, pero unas palabras de Cristina al oído de su ama, hacen que ésta se recupere. Pancracio emprende el camino y, apenas ha traspasado la puerta, todo cambia. Ama y criada se abrazan, cantan, bailan y se las prometen muy felices con Blas y Nicolás, sus amantes, que ya han hecho llegar una cesta con viandas para darse una opípara cena y celebrar con las mujeres la ausencia de Pancracio.

Llaman a la puerta y resulta ser un Estudiante, solicitando que le acojan en la casa. Las mujeres dudan, porque puede estropear sus planes, pero ante las promesas de discreción del muchacho le admiten.

Llegan ahora los amantes y se sorprenden ante la presencia del Estudiante, pero terminan aceptándole. Y mientras él pela un capón en la cocina, las dos parejas se entretienen en zalamerías y arrumacos. Mientras tanto, se ha desatado una tempestad y Pancracio regresa ante la imposibilidad de seguir su viaje. Llama insistentemente a su casa y los tres hombres tienen que esconderse. Mientras Pancracio y Leonarda charlan, se escucha la voz del Estudiante que se queja desde su escondite. Leonarda tranquiliza a su marido y el Estudiante, para congraciarse con Pancracio –y para ayudar a las mujeres– comienza a hablar de la existencia de una cueva en Salamanca, donde se dan prodigios de magia y donde él ha aprendido algo que está dispuesto a demostrar. Pancracio acepta y el Estudiante anuncia que convocará a dos demonios que se parecen, de manera extraordinaria, al barbero y al sacristán. Hechas la adecuadas invocaciones, Blas y Nicolás salen de la carbonera donde estaban escondidos, y como demuestran ser demonios educados, terminan compartiendo la mesa con todos los demás.

Terminada la cena, Pancracio se retira a descansar y el Estudiante consigue que los diablos abandonen la casa. De esta manera a él le queda el campo libre y se cita con las dos mujeres durante la noche. Mientras se oye roncar al marido, el Estudiante decide a cual de las dos mujeres visitará primero.

En esta ópera bufa no podían faltar, junto a los clásicos números operísticos, alguna referencia a danzas típicas españolas, más o menos, de la época en que se desarrolla. Así encontramos unas seguidillas (cantadas por el Estudiante y Cristina, mientras aquél pela el pollo en la cocina), un zarandillo[1] (a cargo del Estudiante solo) y un bolero (cantado por Leonarda cuando aparecen los diablos, y en el que juega con las referencias a los cuernos de los demonios y del marido). Además, debemos destacar un dúo entre Leonarda y Pancracio y una marcha cantada entre éste y el Estudiante.
Refer. Part. FJM.

J.P.M.


[1] Canción y danza popular española, derivada, al parecer, de la zarabanda.

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