martes, 28 de marzo de 2017

CD. Sinfonías para Cervantes



 Ángel Arteaga. Sinfonías para Cervantes.
Los Vientos de Criptana. Director: José Luis Temes.  Cezanne CZ035.  CD.

Entre las obras cervantinas del compositor castellano-manchego Ángel Arteaga (Campo de Criptana, Ciudad Real, 1928-1984), estas Sinfonías para Cervantes es la más reciente de que tenemos noticia, pues data de 1981, es decir, tres años antes de la muerte de su autor. Las otras son: Músicas de Don Quijote (soprano, tenor, bajo y conjunto de cámara, 1960), Cervantes (película, 1968),  Quijote ayer y hoy (película, 1971),  Andaduras de Don Quijote (documental, 1977) y Músicas para un festival cervantino (oboe, dos trompas y cuerda, 1979).

Sinfonías para Cervantes, está compuesta para viento y, basada en temas del siglo XVI, explota las ricas posibilidades sonoras de estos instrumentos. Sus ocho tiempos, sin identificación particular alguna para ellos, resultan independientes, aunque quizá pudiéramos considerarlos, por utilizar la terminología habitual, una especie de suite. Pero no es exactamente esta la idea, porque el término “sinfonías” se usa con referencia al concepto barroco del término, es decir que son individualidades a modo de obertura o preludios,. Música, en resumen, descriptiva de ambientes.

La interpretación a cargo del conjunto Los Vientos de Criptana es excelente, lo mismo que la grabación desde el punto de vista técnico. Los metales, que no siempre suenan bien en los discos, aparecen aquí redondos, empastados, sin estridencias, maridando estupendamente sus timbres. La música es unas veces rítmica y marcial, otras, en contraste, sosegada, suave y delicada. El trabajo tanto de intérpretes como del director José Luis Temes, a quien tanto debe la música española por su incesante labor de recuperación y divulgación de partituras desconocidas, es modélico. Merece la pena escucharlo.

En disco se completa con otras obras, escritas también para formaciones de viento: Concretamente son Fin de curso (18 trompas, 1981/82); Irradiaciones (grupo de metales, 1972), Contextura (cinco clarinetes, 1976) y Contexto II (clarinete y piano, 1976) . A ellas se unen dos “bonus”: Prado H (1981, música electroacústica), y El bosque de Sama (1976-81), ilustraciones para una serie de teatro infantil.

 José Prieto Marugán

jueves, 23 de marzo de 2017

Ángel Arteaga. Sinfonías para Cervantes.



Compositor español (Campo de Criptana (Ciudad Real), 1928–Madrid, 1984). Inició el estudio de varios instrumentos en su ciudad natal y a los catorce años formó como trombonista en la Agrupación Musical de Campo de Criptana. Ingresó en el Conservatorio madrileño en 1950 y trabajó con Francisco Calés Otero y Julio Gómez, completando su formación en Munich con Carl Orff (1957). Ya en esta primera etapa empezó a componer. Una de sus primeras obras fue la ópera La mona de imitación (1958, aunque no se estrenó hasta 1973).  Su producción abarca música escénica, sinfónica, obras para conjunto instrumental y para solistas.


Obra para conjunto de viento, escrita en 1981 para las Jornadas Cervantinas de Campo de Criptana (Ciudad Real). El título de “sinfonías” responde al concepto barroco de pieza instrumental, no a la idea de la forma romántica. El conjunto lo constituyen ocho piezas, da aire contrastante entre ellas, pero sin indicación de título alguna. En las Sinfonías destaca la sonoridad cálida y redonda de los metales, el empaste de las voces de los distintos instrumentos utilizados y la riqueza tímbrica de sus combinaciones.

1 – Música alegre, vistosa, con aire de marcha de caballería, en una estructura tripartita.
2 – Lenta y solemne con cierto aire cortesano y ceremonioso.
3 – Trompetas y corneta, en un elegante juego de contrapuntos.
4 – La sonoridad típica de los conjuntos de metal.
5 – Aire de danza palaciega y aristocrática.
6 – Diálogo de dos trompetas de sabroso estilo barroco.
7 – Los metales más graves prestan cierto humorismo a un aire de danza aldeana.
8 – Brillante juego contrapuntístico de sonidos y colores.


lunes, 13 de marzo de 2017

Mascaradas quijotescas.



Las primeras manifestaciones musicales quijotescas de que tenemos referencia son: el Ballet de Don Quijote, danzado por Mrs. Sautenir, francés, que dada de 1614 y un entremés escrito por Francisco de Ávila, fechado en 1617 y titulado Los invencibles hechos de Don Quijote.  Sin embargo, en celebraciones de tipo popular y callejero como las mascaradas, la presencia del protagonista y otros personajes de la novela, aparece ya en 1605, lo cual da idea de la rápida y eficaz expansión de Don Qujiote, pues es sabido que en las mascaradas, comparsas o carnavaladas, sólo aparecen, aunque sea para zaherirlos, los personajes populares.

Aunque no conozcamos a los autores, si es que los hubo como hoy entendemos esta idea, es indiscutible la presencia de la música en este tipo de manifestaciones, aunque quizá no se pueda hablar de “música” realmente, sino de simples y machacones sonidos percusivos, incluso desagradables al oído.

En cualquier caso, registramos a continuación, por orden cronológico las Mascaradas quijotescas de que tenemos referencias.
 

El carro de las cortes de la muerte (Matías Qetglas, pintor menorquín)

1607 – Pausa (Perú).
Mascarada festiva, celebrada en esta ciudad peruana (hoy perteneciente al departamento de Ayacucho) con motivo del nombramiento del Marques de Montesclaros[1] como virrey de aquellas tierras.
Intervinieron diversos personajes mitológicos y alegóricos, acompañados por tambores, atabales y chirimías, y entre ellos nuestro héroe cervantino.

La crónica de este festejo fue publicada en 1911 por Francisco Rodríguez Marín[2], a partir de un manuscrito que le fue facilitado por don Francisco Duarte, según Aurelio Miró Quesada[3]. En ese documento se lee:

A esta ora asomó por la plaça el cauallero de la triste figura don Quijote de la Mancha, tan al natural y propio de como le pintan en su libro que dio grandíssimo gusto berle, benía cauallero en un cauallo flaco muy parecido a su rrozinante, con unas calcitas del año de uno y una cota muy mohosa, morrión con mucha plumería de gallos, cuello del dozabo y la máscara muy al propósito de lo que rrepresentaba. Acompañábanle el cura y el barbero, con los trajes propios de escudero e ynfanta Micomicona que su Corónica quenta, y su leal escudero Sancho Panza, graciossamente bestido, cauallero en su asno albardado y con sus alforjas bien proveydas y el yelmo de mambrino, lleváuale la lança y también siruió de padrino a su amo que era un cauallero de Córdoua, de lindo humor llamado don Luis de Córdoua, y anda en este rreyno disfraçado con nombre de Luis de Galves. Abía benido a la saçón desta fiesta por juez de Castro Virreyna, y presentándosse en la tela con estraña risa de los que miraban dio su letra que dezía

Soy el audaz don Quijó-,
y maguer que desgraciá-,
fuerte, bravo y arriscá-.

Este documento añade que para aumentar la alegría de los espectadores, Sancho Panza “echó unas coplas de primor que por tocar en berdes no se refieren”.

Aurelio Miró cierra su referencia anotando que el premio por la invención más ingeniosa de esta mascarada lo obtuvo el Caballero de la Triste Figura, por la propiedad en presentarse y

la rriza que en todos causó berle. Y caracoleando su caballo se retiró don Quijote de la Mancha, entre los aplausos de seguro redoblados del público; no sin antes dar a Sancho Panza —para que las llevara a su vez a Dulcinea— las cuatro varas de raso morado que le tocaron como premio.

Es muy probable que este espectáculo sea la primera celebración del Quijote en el nuevo continente.

1610 – Salamanca. El triunfo de Don Quijote de la Mancha.
Mascarada en el Colegio de la Compañía de Jesús con motivo de la beatificación[4] de San Ignacio de Loyola. En ella desfilaron, al menos dos Quijote, según se desprende de esta información de Ignacio Arellano[5]:

Era la dicha máscara del triunfo de don Quijote de la Mancha, hecho con tan buena invención que dio mucho que reír a todos. Delante venía uno en un rocín vestido de justo, y por guarnición del vestido traía muchas figuras de naipes, y por espuelas dos cuernos grandísimos, por rosetas de las ligas dos cabezuelas de cabrito, y un sombrero con un trencellín de cabezas de gallina, y por rosa una gran cebolla. Este traía en la mano un estandarte de una manta vieja, listada toda de tripas hinchadas, y un rótulo grande en el que decía: “El triunfo de don Quijote”. Luego detrás se seguía don Quijote en un rocín como un dromedario, y unas armas negras, y por faldones dos de esteras; una lanza de un palo tiznado con un cuerno de cabrón por hierro; un estribo llevaba a la brida y otro a la jineta. A su lado venía su escudero Sancho Panza, vestido de labrador, caballero en un borrico, traía al cuello unas alforjas, y en ellas dos grandes cuernos con sus plumicas dentro, y un rétulo en ellos que decía: “Ungüento de Fierabrás”. Delante de sí llevaba una bacía de barbero con otro rétulo que decía: “El yelmo de Mambrino”.

Según Begoña Lolo[6], el título de este festejo habría sido El triunfo de Don Quijote de la Mancha, y fue espectáculo muy bien acogido que divirtió muchísimo a quienes lo vieron. Acompañaron al espectáculo trompetas y atabales, que precedían a una figura curiosa, estrambótica y deliberadamente ridícula del Caballero manchego, seguido de Sancho Panza, caballero en su borrico que cargaba; y tras ellos Dulcinea del Toboso, cuyo vestido “parecía de risa”.

Begoña Lolo destaca en su referencia un detalle muy curioso que figura en la reseña del espectáculo publicada por Alonso de Salazar: “otro [escudero] venía en un borrico, con su lacayo delante, y él puesto a caballo al revés, y venía tañendo unos órganos de papel”.  No sabemos con certeza qué podrían ser esos “órganos de papel”, aunque hemos de pensar en un mirlitón o un pito, similar –al menos en cuanto al sonido- a los empleados por las comparsas y chirigotas del carnaval gaditano.

1615 – Zaragoza.
Mascarada con motivo de la beatificación[7] de Santa Teresa de Jesús, Según Ignacio Arellano[8]:

Venía don Quijote de la Mancha, con un traje gracioso, arrogante y pícaro; fingiendo ser cazadores de demonios que traían allí enjaulados, y como triunfando dellos, habiéndolos cazado a honor de la fiesta de la Santa Madre, y con el favor suyo; y estos se representaban en dos fieras máscaras atadas, cuyas cabezas estaban encerradas en sendas jaulas. Sancho Panza salió con un justillo de pieles de carneros recién muertos, el pelo hacia adentro, de suerte que todo el vestido parecía carne y toda ella hidrópica, porque estaba toda hinchada...

Givanel[9],  además del título (Retrato / de las fiestas / qve a la Beatificación / de la Bienaventvrada Virgen y / Madre Santa Terefa de Iefus,. Renouadora de la Religion / Primitiva del Carmelo, hizo, affi Eclefiasfticas como / Militares y Poeticas: la Imperial Ciudad / de Zaragoça. / Dirigido al Illustriffimo Reyno de Aragon. / Por Lvys Diez de Avx. / Con quatro Magiftrales Sermones. / Año [escudo] 1615 / Con licencia en Zaragoza. / Por Iuan de la Naja y Quartanet, Impreffor del Reyno de / Aragón, y de la Vniuerfidad.), describe la participación, en la Plazxa de los PP. Carmelitas Descalzos, de

Don Quixote de la Mancha, con un traxe gracioso, arrogante y pícaro, puntualmente de la manera que en su libro se pinta. Efta figura, y otra de Sancho Pança, fu criado que le acompañaua, caufaron grande reguzijo y entretenimiento porque a más de que fu traje era en eftremo graciofo, lo era también la inuencion que que lleuauan”,

Estos dos personajes presentaron unos versos con el siguiente título:  La verdadera / y fegunda parte, del ingeniofo / don Quixote de la Mancha. / Compuefta por el Licenciado A- / questeles, natural de como fe diçe / bendefe en donde y a do, / Ano de 1614. Entre los versos figuran unos de cabo roto, puestos en boca del héroe manchego. El citado cronista nos dice que como premio “lleuó unos preciofos guantes, y aunque fueran los mejores del mundo, los merecía.

El propio Givanel, haciendo referencia a Nuevas investigaciones, apunta que el libro referido es el de Fernández de Avellaneda y no el de Cervantes.


1615 – Córdoba. Desposorios de Don Quijote con Dulcinea.
Mascarada con motivo de la beatificación de Santa Teresa de Jesús, Se describe la boda de Don Quijote y Dulcinea, relatada por Juan Páez de Valenzuela. Ignacio Arellano[10], anota:

Sancho Panza tuvo por mejor partido caminar en una burra poco menos redonda con su preñado que el que iba en ella, con serlo tanto como una bola, y de esta manera escudereaba los desposados, que venían los últimos. Don Quijote en un rocín blanco en los huesos, con una calza con las cuchilladas de palma, por botas o borceguíes, dos calabacinos huecos y muy largos, por rosas en las ligas dos cebollas, dos tiestos por estribos, pendientes de dos tomizas; sobre la camisa, un coleto vejísimo, y gorra antigua con su cintillo de esparto y algunas cabezas de ajos por camafeos

Según Begoña Lolo[11], el título de esta mascarada debería ser titulada Desposorio de Don Quijote con Dulcinea. En ella guiaban el festejo las trompetas y atabales a caballo con sus libreas, a las que seguía un flaco jumento en el que figuraba un “pellejo de cabrito extendido en el que se había escrito: Desposorio de Don Quijote y su amada Dulcinea”. La ridiculez de los personajes y la extravagancia de sus disfraces, llenaron de alborozo y alegría la capital andaluza.


1617 – Sevilla.
Mascarada celebrando el estatuto con que la Universidad de Sevilla juró a la Inmaculada Concepción. Ignacio Arellano[12] escribe:

El famoso don Quijote iba en un perfectísimo Rocinante, vestido de unas muy viejas, mohosas y desbaratadas armas, y de tanto peso que a la mitad del camino verificó su historia, quedándose él y su caballo desmayados: llevaba en la mano derecha un mohoso chuzo, y en la izquierda por rodela un viejo tapador de tinaja, y en él esta letra:

Soy don Quijote el Manchego
que aunque nacido en la Mancha,
hoy defiendo a la sin mancha.

1633 – Barcelona.
Givanel[13] da cuenta de una Mascarada quijotesca celebrada en Barcelona el 31 de enero de 1633 y ofrece el título completo: La Insigne, Entrete-nida, y Celebrada Fiesta, / qve en feruicio de fu Alteza del feñor Infante Carde- / nal, fe hizo en Barcelona, a los 31 de Enero de 1633, con las inuenciones, trages, emprefas, mo- / tes, bayles, y canciones, que en la tal mafcara fe / hizieron, y cantaron, cuyo origen fue la / entrada del gran Belluga. / Por Rafael Seugon. / En Barcelona, por Pedro Lacauallería, en la calle  de Arlet, junto la Librería, Año 1633.

En el correspondiente cortejo formaron un buen número de caballeros que acompañaban a Don Quijote y Sancho; “casi todos los nombres de paladines, damas y dueñas que cita el cronista aparecen en el libro Cervantes; así vemos a Roldán, Olivante de Laura, loriset de Niquea, Pierres y Magalona, Urganda la Desconocida, la dueña Quintañona etc.”.


También la registra Guillermo Fernández-Shaw en sus apuntes Don Quijote en el teatro[1], con el título de Una mascarada quixotesca, indicando que fue una obra con baile y canciones “en honor de su Alteza el Señor Infante Cardenal”, y se celebró el 31 de enero de 1633.


[1] Se trata de apuntes manuscritos originales en los que se registra un serie de obras teatrales (algunas de ellas con música) que tienen que ver con el Quijote. Incluye un breve comentario sobre alguna de las obras. Son 41 hojas de cuaderno, tamaño similar a la cuartilla, manuscritas y que proceden del “Catálogo Bibliográfico de la Sección de Cervantes de la Biblioteca Nacional, por Don Gabriel Martín del Río y Rico. Premiado en 1916 y publicado en 1930”.
 


1700 – Mascarada francesa.
Givanel, en la entrada correspondiente (nº 149) a La cómica historia de Don Quijote, de D’Urfey y Puircell cita:

El 5 de febrero de 1700 celebrose una mascarada en la que intervinieron los duques de Anjouy y Berry, así como otros grandes señores; fue presenciada por el rey Luis XIV, y representáronse  algunos de los hechos descritos por Cervantes en el Quijote.
Refer: Bardon, p. 510.


Baeza.
Fiesta con motivo de la celebración de la Inmaculada Concepción, de la que desconocemos a qué año corresponde[14]. En ella un caballero llevaba un estandarte en el que se leía:

Del Toboso don Quijote
ha venido en solo un trote
a probar que es cosa llana,
que de la primer manzana
María no pagó escote.

Tordesillas.
En un trabajo firmado, nada menos que por Emilia Pardo Bazán titulado “Por la España vieja. I. Tordesillas”, en el que aparece este párrafo:

¿Y qué diréis de otro festejo que en Tordesillas suele celebrarse en tiempo de ferias y consiste en una mascarada o parodia quijotesca, donde sale el Ingenioso hidalgo caballero en Rocinante y Sancho montado en su Rucio, a representar alguna de las desventuradas aventuras del poema cervantino? ¿No es natural que mi alma, siempre atenta al hálito, a la esencia, a la sombra del pasado, se regocije con la esperanza de asistir a estas ferias?
El artículo fue publicado en El Imparcial el 3 de agosto de 1891, y aunque no da cuenta de los orígenes de esta celebración, sí deja constancia, al menos de su existencia.


[1] Don Juan de Mendoza y Luna (1571–1628), marqués de Montesclaros fue virrey de Nueva España (actual México) entre 1603 y 1607) y del Perú desde 1607 a 1615.
[2] Francisco Rodríguez Marín, El Quijote y Don Quijote en América, Madrid, 1911. La Relación ha sido reproducida en facsímil en: Francisco Rodríguez Marín, Estudios cervantinos, Madrid, 1947, págs. 575-585.
[3] Aurelio Miró Quesada, El primer virrey-poeta en América (Don Juan de Mendoza y Luna, marqués de Montesclaros), Gredos, Madrid, 1962, págs. 72-76.
[4] La beatificación de produjo el 27 de julio de 1609, por Paulo V. Sería canonizado el 12 de marzo de 1622, por Gregorio XV.
[5] Arellano, Ignacio. “Mascaradas quijotescas”, Pliegos volanderos del GRISO. Universidad de Navarra. nº 8, septiembre 2005: (http://dadun.unav.edu/bitstream/10171/6140/1/volandero08_Arellano.pdf).
[6] Lolo, Begoña. “Cervantes y el Quijote en la música española (siglo XVII-XIX), una difícil recepción”. En Cervantes y el Quijote en la música. Estudios sobre la recepción de un mito. (Col. de artículos presentados al Congreso Internacional Cervantes y el Quijote en la Música, Madrid, 2005). Ministerio de Educación y Ciencia. Centro de Estudios Cervantinos. Madrid, 2007..
[7] Beatificada el 24 de abril de 1614 por Paulo V, fue santificada el 12 de marzo de 1622, por Gregorio XV.
[8] Op. Cit.
[9] Givanel Mas y Gaziel, Juan  Catálogo de la colección cervantina. Diputación Provincial de Barcelona. Biblioteca Central de Barcelona. Barcelona, 1941. 4 vols. Entrada, 28.
[10] Op. Cit.
[11] Lolo, Begoña. “Cervantes y el Quijote en la música española (siglo XVII-XIX), una difícil recepción” en Begoña Lolo (Ed.). Cervantes y el Quijote en la música. Estudios sobre la recepción de un mito. Madrid, 2005). Ministerio de Educación y Ciencia. Centro de Estudios Cervantinos. Madrid, 2007.
[12] Op. Cit.
[13] Givanel Mas y Gaziel, Juan  Catálogo de la colección cervantina. Diputación Provincial de Barcelona. Biblioteca Central de Barcelona. Barcelona, 1941. 4 vols. Entrada, 80.
[14] El dogma de la Inmaculada Concepción fue proclamado por el Papa Pío IX, el 8 de diciembre de 1854.