El celoso extremeño, zarzuela en un acto y tres
cuadros, escrita por Gonzalo Cantó y Pablo Parellada, “inspirada en una novela de Cervantes”, y con
música de Tomás Barrera, se estrenó, “con gran aplauso”, en el Teatro Apolo de
Madrid, el 17 de marzo de 1908. Fue
dedicada “A nuestros buenos amigos don Blas Hernández y don Buenaventura
Guillén Engo, distinguido ingeniero y notable abogado, respectivamente. Los
Autores”.
La obra fue bien recibida, el público gustó de la
representación y la crítica califició de muy buena la adaptación.
El cronista “Chispero[1]”.
escribe que el maestro Barrera “hizo una linda y bien ambientada partitura, de
la que sobresalió –y se bisaron– una jota, una zarabanda y una magnífica
chacona.
Los personajes e intérpretes de esta obra fueron
los siguientes: Leonora, 16 años[2], esposa de Carrizales
(Pilar Pérez), Marialonso, 60 años,
criada de Leonora (Sra. Vidal); Ceonore, Violante y Guiomar, criadas de Leonora
(Srtas. Moreu, Espinosa y Sánchez Imaz, respectivamente); Zayda, bailarina, que
no habla (Sra. Carrión); Don Felipe de
Carrizales, 70 años, esposo de Leonora (Sr. Ruiz de Arana); Don Juan de Loaysa,
estudiante, (Sr. Gandía); Rinconete, 20 años, un pícaro (Sr. Moncayo);
Cortadillo, 18 años, un pícaro, (Sr. Manzano); Ventero (Sr. García Valero);
Alcalde (Sr. Gordillo); y Alguacil (Sr. Medina); además, aldeanos, aldeanas,
esclavas, alguaciles y cuadrilleros.
Ellos fueron intérpretes de los siete números
musicales de que consta: Cuadro I. Introducción y coro. Salve (Coro) (“Salve,
salve”). Dúo de Rinconete y Cortadillo. Jota (“Diego del Cortado, Pedro del
Rincón”). Coro y escena de la farsa. Coro, Loaysa, Cortadillo, Rinconete
(“Corriendo venid”). Cuadro II. Romanza de Loaysa (“Madre la mi madre”). Cuadro
III. Escena. Esclavas, Guiomar, Leonora, Rinconete, Cortadillo (“Muy bien. Bien
va”). Danza oriental.Dúo de Loaysa y Leonora (“¿Tembláis? Ved que no hay por
qué”)
Su acción, ambientada en el siglo XVI, desarrolla
el siguiente resumen argumental.
Cuadro I. Plaza de un pueblo de Andalucía. Es
de noche; algunas gentes entran en la iglesia en la que se escucha el órgano
del coro [Salve]. Loaysa, el
ventero, Rinconete y Cortadillo
entran en la plaza charlando
animadamente y comentan la boda de una bella mujer (Leonora), con un vejestorio
(Carrizales), llegado de las Indias, cargado de oro, y extraordinariamente celoso. El Ventero y Loaysa dejan el
grupo en busca de la bolsa que cree
haber olvidado; no se ha dado cuenta de que Cortadillo se la ha quitado. Al
quedar solos, Rinconete y Cortadillo se presentan y presumen de sus habilidades
[Dúo de Rinconete y Cortadillo]. Ha
terminado la misa y regresan el Ventero y Loaysa que tiene un especial interés por
ver a Leonora. Rinconete y Cortadillo proponen una treta para conseguirlo.
Salen de la iglesia Carrizales, Leonora y sus damas de compañía. El marido,
celoso, recrimina a su esposa una supuesta mirada del sacristán, cuando
Rinconete y Cortadillo se enzarzan en una pelea con la que consiguen separar a
Leonora del grupo y quitarla el manto que la cubre. El alcalde y sus alguaciles
tratan de aclarar el origen de la pelea y Loaysa aprovecha para devolver el
manto a Leonora con un gentil requiebro.
Carrizales, por su parte, pide al alcalde que le proteja de las gentes
que se ríen de él a su paso y envía a Marialonso a comprar muñecas para su
esposa a la que considera una niña. Al retirarse, Leonora descubre una carreta
de comediantes, pero su esposo no la permite ver la representación que inician
Loaysa, Cortadillo y Rinconete [Escena
de la farsa]. Los comediantes representan una escena mitológica. A su fin,
llega Marialonso con la pretensión de ver la función para contársela a su
ama. Loaysa propone repetirla en casa de Carrizales, y
soborna a la criada que deberá allanar las dificultades.
Cuadro II. Vestíbulo de la casa–palacio de
Carrizales. Es de noche. En la calle se oyen guitarras y bandurrias y las
mujeres de la casa escuchan interesadas aunque inquietas; de Carrizales y de
los hombres no hay que preocuparse porque el bebedizo que les han suministrado
ha hecho su efecto. Las mujeres verán a los cómicos desde un pequeño agujero,
pues Carrizales, en su celosa obsesión, ha colocado las ventanas de la estancia
a una altura imposible de alcanzar. Maríalonso abre la puerta de la casa para
que los comediantes accedan al zaguán. Libre la entrada, Loaysa canta [Romanza de Loaysa] intencionadamente[3]. Tras
el canto, las criadas salen al vestíbulo y elogian a los comediantes. Loaysa
propone bailar la zarabanda para lo cual habría que pasar a la casa, pues el
suelo de tierra del zaguán no permite las evoluciones del baile. Leonor se
opone, pero ante la hábil insistencia de los músicos, termina accediendo.
Cuadro III. Suntuoso salón del palacio[4]. Los
personajes bailan la zarabanda y admiran una danza oriental[5]. La
fiesta se interrumpe cuando entra Guiomar anunciando que Carrizales se ha
despertado. Todos huyen, menos Leonora, Loaysa, que está dispuesto a pelear con
Carrizales, y Marialonso, que busca una salida airosa para el problema. El
aviso de Guiomar es falso y da pie a que Loaysa trate de aplacar el nerviosismo
de Leonora; la conversación terminará en una declaración amorosa [Dúo de Loaysa y Leonora]. Algo más
tarde, la envidiosa Guiomar consigue despertar al amo que entra en la escena
inquieto. Le acompañan el alcalde y los alguaciles que traen presos a Rinconete
y Cortadillo. Carrizales pregunta y Leonor trata de impedir que el alcalde abra
el arcón donde Loaysa se ha escondido a toda prisa. Leonora se opone y cuando
su marido sugiere que tiren el arca por la ventana, la mujer no puede evitar un
grito: se ha delatado. El arca es abierta, pero está vacía. En ese momento,
unos cuadrilleros entran con Loaysa, al
que han apresado en el río. Todo parece claro y el alcalde propone llevarse a
Loaysa, pero Carrizales lo impide con una reflexión pública: la culpa de todo
la tienen sus celos. Y apunta la solución al problema: Leonora ingresará en un
convento y cuando él muera, que se case con Loaysa y ambos disfruten de toda su
hacienda.
Comentario. El celoso extremeño tuvo una buena acogida, no sólo porque en el libreto se imprimiera que
se estrenó “con gran aplauso”, sino que se incluye en él el reparto de su
presentación en Valencia, a cargo de intérpretes diferentes a los del estreno
madrileño. Desgraciadamente no figura la fecha de la representación valenciana
Digamos por último, que en el libreto figuran un
par de indicaciones sobre la vestimenta de Rinconete y Cortadillo. Son éstas:
“Rinconete, de sombrero sin pluma ni cinta, y media espada. Cortadillo, montera
de cazador, verde, y cuchillo grande”. No existe ninguna otra sugerencia
relativa al resto de los personajes. J.P.M.
[1]
“Chispero” (Víctor Ruiz Albéniz). Teatro
Apolo. Historial, anecdotario y estampas madrileñas de su tiempo (1873–1929). Prensa
Castellana, Madrid, 1953. pág. 388.
[2] No es frecuente que figure la
edad de los personajes, de manera tan concreta, en el reparto.
[3] En el libreto se indica que la
segunda estrofa de este fragmento “puede suprimirse”.
[4] El libreto incluye un esquema
detallado de cómo han de colocarse las más de 30 personas, incluidas las
bailarinas, que intervienen.
[5] El libro indica que si no se
dispone de bailarina que se encargue del personaje de Zayda, puede suprimirse
la “danza oriental”.
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