Canciones de A. García Abril. L. Balada.
C. Palacio y M. Salvador. Lucía Castelló, soprano. Alejandro Zabala, piano.
Clasicaes. CD.
Un nuevo disco dedicado a las músicas
cervantinas se ha publicado cuando el año del 400 aniversario de la muerte del
escritor alcalaíno estaba a punto de terminar. Interpretado por la soprano
Lucía Castelló y el pianista Alejandro Zabala, nos llega desde Viena donde se
grabó en octubre y diciembre de 2015 en la ORF. .
Contiene un programa variado y atractivo
formado por 18 canciones escritas en el siglo XX y dos en el XXI. Las primeras
son Tres cervantinas, de Leonardo
Balada; Cinco
canciones sobre poemas de Cervantes, (aquí llamadas Cinco cervantinas),
de Carlos Palacio, y las diez Cervantinas,
de Matilde Salvador.
La novedad
absoluta de este programa, primera grabación mundial, es el Díptico cervantino, obra de Antón García
Abril, compositor que se ha acercado al tema cervantino en otras ocasiones (Canciones y danzas para Dulcinea, suite
para pequeña orquesta, de 1985; La gitanilla
de Cervantes, ballet de 2003); la banda sonora de la serie Cervantes, TVE, 1981, y la música para
la película dirigida en 1984 por Rodney Benet, Monsignor Quixote. El Díptico cervantino, aquí grabado fue
escrito para este disco en 2015 y lo forman dos canciones: “Siguiendo voy a una estrella”, de Don Quijote de la Mancha (con el
conocido texto “Marinero soy de amor”, y
“Amor verdadero”, con letra extraída de La casa de los celos. En la primera, un
amplio acompañamiento enmarca una línea melódica cercana a lo narrativo; en la
segunda encontramos un cierto aire de danza de ambiente andaluz. Ambas son muestra del quehacer de un
compositor que dispone de un catálogo de canciones de concierto tan amplio como
atractivo.
El resto
del programa, algo más conocido, aunque no en exceso, pone de manifiesto la
dificultad de musicalizar los antiguos poemas cervantinos, dificultad a la que
ha de enfrentarse también el cantante para conseguir que el difícil texto
llegue al oyente. Si además, como aquí ocurre, no hay unas melodías o
candencias donde “agarrarse”, la dificultad aumenta.
La
interpretación de Lucía Castelló es interesante y atractiva. Dispone de una voz
redonda con bajos llenos y expresivos y agudos brillantes. Del conjunto del
disco destacaría la interpretación de las canciones de Matilde Salvador, creo
que las más expresivas, por otra parte, y las que más se prestan al juego de la
interpretación. Alejandro Zabala,
pianista guipuzcoano, acompaña con eficacia, dejando siempre el protagonismo a
la cantante.
En la
carpetilla informativa se han deslizado algunos errores en la datación de las
obras de Balada (que son de 1967 y no de 1985; las de Palacio, de 1980 y no de
1967 y las de Salvador, de 1975 y no de 2015. J.P.M.