sábado, 31 de diciembre de 2016

CD. Cervantinas



Canciones de A. García Abril. L. Balada. C. Palacio y M. Salvador. Lucía Castelló, soprano. Alejandro Zabala, piano. Clasicaes. CD.


Un nuevo disco dedicado a las músicas cervantinas se ha publicado cuando el año del 400 aniversario de la muerte del escritor alcalaíno estaba a punto de terminar. Interpretado por la soprano Lucía Castelló y el pianista Alejandro Zabala, nos llega desde Viena donde se grabó en octubre y diciembre de 2015 en la ORF. .

Contiene un programa variado y atractivo formado por 18 canciones escritas en el siglo XX y dos en el XXI. Las primeras son Tres cervantinas, de Leonardo Balada; Cinco canciones sobre poemas de Cervantes, (aquí llamadas Cinco cervantinas), de Carlos Palacio, y las diez Cervantinas, de Matilde Salvador. 

La novedad absoluta de este programa, primera grabación mundial, es el Díptico cervantino, obra de Antón García Abril, compositor que se ha acercado al tema cervantino en otras ocasiones (Canciones y danzas para Dulcinea, suite para pequeña orquesta, de 1985; La gitanilla de Cervantes, ballet de 2003); la banda sonora de la serie Cervantes, TVE, 1981, y la música para la película dirigida en 1984 por Rodney Benet, Monsignor Quixote.  El Díptico cervantino, aquí grabado fue escrito para este disco en 2015 y lo forman dos canciones:  “Siguiendo voy a una estrella”, de Don Quijote de la Mancha (con el conocido texto “Marinero soy de amor”, y “Amor verdadero”,  con letra extraída de La casa de los celos. En la primera, un amplio acompañamiento enmarca una línea melódica cercana a lo narrativo; en la segunda encontramos un cierto aire de danza de ambiente andaluz.  Ambas son muestra del quehacer de un compositor que dispone de un catálogo de canciones de concierto tan amplio como atractivo.

El resto del programa, algo más conocido, aunque no en exceso, pone de manifiesto la dificultad de musicalizar los antiguos poemas cervantinos, dificultad a la que ha de enfrentarse también el cantante para conseguir que el difícil texto llegue al oyente. Si además, como aquí ocurre, no hay unas melodías o candencias donde “agarrarse”, la dificultad aumenta.

La interpretación de Lucía Castelló es interesante y atractiva. Dispone de una voz redonda con bajos llenos y expresivos y agudos brillantes. Del conjunto del disco destacaría la interpretación de las canciones de Matilde Salvador, creo que las más expresivas, por otra parte, y las que más se prestan al juego de la interpretación.  Alejandro Zabala, pianista guipuzcoano, acompaña con eficacia, dejando siempre el protagonismo a la cantante.

En la carpetilla informativa se han deslizado algunos errores en la datación de las obras de Balada (que son de 1967 y no de 1985; las de Palacio, de 1980 y no de 1967 y las de Salvador, de 1975 y no de 2015. J.P.M.




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