martes, 14 de enero de 2020

Obras anónimas españolas.


Incluimos en esta entrada una serie de obras de las que hemos tenido referencia y que son calificadas como zarzuelas. A ellas añadimos alguna otra con distinta calificación pero que, a nuestro juicio, serían asimilables.

1617 – Los invencibles hechos de Don Quijote de la Mancha.

Quizá extrañe la presencia en estas páginas de esta obra cuya existencia hemos conocido a través del libreo de Emilio Cotarelo sobre entremeses y otros tipo de teatro en los siglos XVI–XVIII[1]. Se trata del Entremés famoso de Los invencibles hechos de Don Quijote de La Mancha, atribuido a Francisco de Ávila, “natural de Madrid”, dice Cotarelo, que lo encontró en la “Octava parte de las Comedias de Lope de Vega, Barcelona, 1617”.

Como es sabido, muchos entremeses requerían la presencia de músicos que, cuando menos, intervenían para cerrar la breve representación, en la que no faltaban los bailes. Es decir, había música. No sabemos si esta música estaba compuesta expresamente para cada ocasión, o si se utilizaban melodías conocidas a las que se superponía el texto que correspondiera. De cualquier modo, esta presencia de músicos y bailarines, bien podría justificar que reseñemos esta pequeña obra, en la que intervienen los siguientes personajes: Un Ventero; su Mujer; Don Quijote de La Mancha; Sancho Panza, su escudero; un Arriero, Marina, moza del ventero, dos Músicos, y ocho Pícaros.

La historia que se cuenta es ésta: El Ventero y su mujer comentan la situación de la venta cuando aparecen Don Quijote y Sancho. Van charlando. Don Quijote cree castillo lo que para Sancho sólo es venta. Don Quijote anuncia al Ventero su intención de rescatar a la encantada Dulcinea, pero el posadero le comenta que antes ha de ser armado caballero. Sancho advierte la intención de burla del posadero, aunque nada puede hacer. El Ventero se retira en busca de las armas y para avisar a Dulcinea de la intención del Caballero; Sancho aprovecha para recordar que están sin comer. Regresa el Ventero con simuladas armas de esparto, a pesar de lo cual Don Quijote decide velarlas esa misma noche.

Dentro se escucha al Arriero que, al salir, tropieza con las armas de Don Quijote, lo cual le enfurece. Don Quijote ataca, pero el Arriero consigue desarmarle y golpearle. Sancho levanta del suelo a su maltrecho amo y, al poco, aparece el Ventero que concluye la ceremonia caballeresca y anuncia la aparición de Dulcinea. Don Quijote la saluda muy digna y cortésmente; la mujer corresponde, respetuosa y elegante, presentándole a toda su “corte”. Todos se regocijan de la escena y los músicos ponen fin al entremés cantando:

Dulcinea y Don Quijote
son dos reyes de almodrote[2].
A aquesta venta llegaron
Don Quijote y Sancho Panza,
y por su buena crianza,
todo el mundo conquistaron;
y tanto se señalaron,
que no les quedó bigote.
Dulcinea y Don Quijote
son dos reyes de almodrote.

Como puede advertirse por el resumen que acabamos de incluir, no se narran hechos invencibles de las andanzas de Don Quijote, sino que la historia se reduce a su presencia en la venta, y, además, sin seguir rigurosamente el original cervantino. Además, está clara la intención de presentar a un personaje extravagante y risible, pues cuando aparece el caballero, el texto indica: “salen a lo pícaro Don Quijote de La Mancha y Sancho Panza, su escudero, lo más ridículo que ser pudiere, y “Don Quijote salga con una lancilla y morrión[3] de papel”. Igualmente, está destacada la presencia de la música cuando quien entra es Dulcinea: “toquen atabillos, y salen los músicos delante, y detrás dellos cuatro pícaros de figurillas, y otros cuatro con un palio hecho de una manta vieja, debajo de Marina, la moza del ventero, vestida a lo ridículo”.

1637 - Don Quijote.

En 1637 se celebraron en el Buen Retiro, de Madrid, varios festejos para celebrar la elección de rey de los romanos de Fernando III, primo de nuestro Felipe IV, que gustaba mucho de estos espectáculos en los que solía participar la nobleza. En una de las mojigangas, en las que no faltaba la música aunque desconozcamos quien pudo escribirla, se hizo aparecer al héroe cervantino:

“El Sábado fue la Reina a Nuestra Señora de Atocha y se previno una mojiganga de los Secretarios y Ministros de Estado, Hacienda, Indias y Cámara, que alegró mucho el domingo con la graciosa variedad de trajes, invenciones, carros, motes y letras en que salieron más de 300 personas. Lunes corrieron gala los señores y caballeros, y jugaron alcancías y corrieron dos toros, y a la noche se representó la comedia de Don Quijote, con lindos bailes y entremeses”[4].

1787-1789 - Las bodas de Camacho y algunos pasajes…

En la entrada “Ballet d’action” del Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana redactada por Xoán M. Carreira, figura una relación de ballets representados en el Teatro de los Caños del Peral entre los años 1787 y 1799. Entre estas obras figura una de titulo tan largo como explícito: Las bodas de Camacho y algunos pasajes del valiente Don Quijote de la Mancha y Sancho Panza. Se ofreció el 10 de agosto de 1789, con coreografía de Domenico Rossi, bailarín de origen italiano director de la compañía de bailes y del propio teatro en esos años.

1776 – Las bodas de Camacho.

Zarzuela en dos actos escrita por Antonio Valladares y Sotomayor, representada en Madrid en 1776. Capó ignora el autor de la música.

1861 - Una escena de Cervantes.

Una referencia sobre esta obra procede de Iglesias de Souza; según ella, se trata de una zarzuela escrita por Roque Barcia (Sevilla, 1823–1885). Otra información la hemos encontrado en Historia de la Zarzuela, de Emilio Cotarelo[5], en su recuerdo de los sucesos zarzueleros de 1861. Dice así:

“En Valencia seguían la Albini, la Bagüez y la Olaso, y los señores Alba, Sanz, Mora, Larrea y Jover, todos pocos conocidos. Esta modesta compañía hizo, sin embargo, una cosa digna de servir de ejemplo. El 9 de octubre, para conmemorar el nacimiento de Cervantes[6], estrenó un apropósito, letra de don Roque Barcia, titulado Una escena de Cervantes”.

Nada hemos podido averiguar sobre quien pudo ser el músico.


1868 – Aventuras de Don Quijote de La Mancha.

Los únicos datos de que disponemos sobre esta obra indican que se trata de una pieza lírica en un acto, escrita por F. Utrera, con música de autor desconocido y que se dio a conocer el 31 de enero de 1868.

1879 -  El manco de Lepanto.

La única referencia a esta obra procede de Sedó, quien se limita a indicarnos que es una zarzuela en un acto y en verso, representada en La Habana en 1879. ¿Podría ser la de Rafael Aceves, que había sido estrenada en 1867 en el Teatro del Circo madrileño? 
Refer: Sedó, III, 5.

1905 – Las bodas de Camacho el Rico.

La única referencia sobre esta obra la hemos encontrado en el libro de Iglesias de Souza, según el cual se trata de una obra lírica, sin más información, escrita por Antonio L. Monteo y Ramiro Blanco. Iglesias apunta que no fue puesta en música y que data de 1905; probablemente se escribió al amparo de las celebraciones del III Centenario.

Quizá se trate de la misma obra que, con idéntico título, registra Pérez Capo. Para este autor, es una “comedia de espectáculo con canto y baile, en un acto y tres cuadros, de Pedro Novo y Ramiro Blanco.” También se escribió en 1905.

1913 - El curioso impertinente.

Gracias a Pérez Capo sabemos de la existencia de esta zarzuela en un acto, con texto de J. Zaldívar. “Se ignora de quien es la música, si es que llegó a escribirse”, apunta Pérez Capo, que toma la referencia en el “Catálogo de la Sociedad de Autores”, Madrid, 1913.

Adelaida.

Título de una obra lírica española de la que no tenemos constancia de que fuera musicalizada. Su autor literario, Guillermo Fernández-Shaw, la calificó como “sueño de opereta en dos actos, con un prólogo y un epílogo”. Está inspirada por el capítulo del Quijote que narra la toma de posesión de Sancho como gobernador de Barataria.

Adela, nombre de la protagonista, lee este capítulo de la novela y queda dormida. Durante el sueño imagina que es llevada al reino de Felicia, donde será Reina con el nombre de Adelaida, por ser la mujer más bella del mundo. En aquel lugar tendrá que vencer la oposición de Zoraida, aspirante local al trono, que capitanea una revolución de las mujeres. Adelaida es ayudada en todo momento por Fernando, embajador de Felicia que se enamora de ella. A pesar de salir bien de algunas pruebas (un discurso ante el pueblo, presidir un consejo de ministros e impartir justicia en el salón del trono), decide abandonar Felicia. Fernando irá con ella. Al despertar, en su casa de Madrid, Adela ve frente a ella no el rostro de Fernando, sino el de unos amigos que han venido a invitarla al cine para ver una película titulada Sueños locos.

La obra termina con la presentación de la “llanura infinita de los campos manchegos al atardecer”, y un coro de mozos y mozas que cantan “a los sueños locos que hicieron a España grande”.

En el archivo Fernández–Shaw conservado en la Fundación Juan March, se conserva el esquema argumental de esta ambiciosa obra inspirada en la novela cervantina, para la que se previeron nada menos que diecisiete números musicales, incluyendo, además de los fragmentos habituales (romanzas, dúos y coros), un número bailable y un desfile de modas.

Don Quijote de la Mancha.

Zarzuela escrita por Joaquín Perramont y Manuel Juvanent Oms. Desconocemos quien pudo escribir la música.

Don Quijote 41.

La única referencia que hemos encontrado sobre esta obra, es que se trata de una zarzuela en tres actos, con libreto de Fernando del Pozo y Paluchi, de compositor desconocido. A pesar del título, no tenemos certeza de que trate sobre la novela cervantina.

El país de los Quijotes.

No estamos seguros de que esta obra pertenezca a nuestro tema, pues el simple hecho de su título no es razón suficiente, pero tampoco sería demasiado grave la equivocación. Los únicos datos de que disponemos los debemos a Iglesias de Souza, para quien es una revista en un acto escrita por Luis Constante Moya. Se desconoce el autor de la música.



[1] Emilio Cotarelo y Mori, Emilio. Colección de Entremeses, Loas, Bailes, Jácaras y Mojigangas desde fines del siglo XVI a mediados del XVIII.  Ordenado por… 2 vols. Casa Editorial Bailly/Bailliére. Madrid, 1911.
[2] RAE. “Almodrote: Mezcla confusa de varias cosas o especies”.
[3] RAE.  “Morrión: Armadura de la parte superior de la cabeza, hecha en forma de casco, y que en lo alto suele tener un plumaje o adorno.”
[4] Catalina Buezo. El Carnaval y otras procesiones burlescas del viejo Madrid. Editorial Avapiés, Madrid, 1995, pág. 35.
[5] E. Cotarelo. Historia de la Zarzuela o sea el Drama lírico en España. Desde su origen a fines del siglo XIX. ICCMU. Col. Retornos. Madrid, 2000, pág. 774.
[6] Cotarelo quiso referirse, sin duda, al bautizo.

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