miércoles, 4 de enero de 2017

Óscar Esplá. Don Quijote velando las armas.



Compositor español (Alicante (1886–Madrid, 1976). Inició estudios musicales siendo un niño y, aunque por deseo de su padre estudió ingeniería y filosofía, en 1911, al obtener un premio en Viena por su Suite levantina, decidió dedicarse profesionalmente a la música. Para completar su formación estudió en Alemania, con Max Reger y en París, con Saint-Saens. En 1930 obtuvo una cátedra en el Conservatorio madrileño del que sería nombrado director en 1936. A causa de la guerra tuvo que salir de España a la que no regresó hasta 1951. A partir de esa fecha se reintegró a la vida musical madrileña, no sin dificultades. Fue miembro del Consejo Internacional de Música de la Unesco y en 1959 se le concedió la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio.

Óscar Esplá

Entre las obras españolas inspiradas por el Quijote, la de Oscar Esplá está considerada como una de las más importantes. Se trata de un poema sinfónico, forma musical poco practicada por nuestros compositores, escrito, a sugerencia de Falla para la plantilla y las posibilidades de la Orquesta Bética de Sevilla, ampliado, más tarde, para una formación sinfónica. De la primera de las versiones escribe Antonio Iglesias[1] que fue compuesta en 1924, en Madrid, en la calle Columela, número 8,  la casa de su padre, pero debió ser antes, pues una carta de Ernesto Halffter, que la estrenó con la Orquesta Bética, en el Monumental Salón Moderno de Alicante, el 19 de diciembre de 1924,  tiene fecha del 5 de enero de ese mismo año y está redactada en pasado[2]. La versión sinfónica fue estrenada en el Teatro de la Zarzuela, de Madrid , por la Orquesta Sinfónica, dirigida por Fernández Arbós, el 29 de marzo de 1927, según consta en el libro de la historia de la orquesta y en la biografía de Arbós redactada por Víctor Espinós. Los años de 1926, dados por Fernández–Cid y Antonio Iglesias, debemos considerarlos equivocados. La obra dura unos 18 minutos, requiere una amplia orquesta que llega casi al centenar de músicos, con amplia percusión, y que fue dedicada a José Ortega y Gasset, cuyas Meditaciones del Quijote, influyeron de manera definitiva sobre el compositor alicantino para componer su obra.

Antonio Fernández-Cid, en las notas a la grabación discográfica realizada por la Orquesta Nacional de España y dirigida por Rafael Frühbeck de Burgos, ofrece interesantes informaciones sobre esta composición.

"En la portada de la partitura del Quijote puede leerse: "Meditaciones y esperanzas de Don Quijote velando las armas durante la noche (Aventuras, fantasías y paisajes)”. Y es el propio autor quien advierte que ninguna otra indicación literaria debe figurar en los programas. Lo que no impide que la obra se base en circunstancias quijotescas, no difíciles de reconocer a través del musical discurso: tales, como la serena evocación de una bella noche manchega, colmada por canciones que surgen desde todos los puntos y entre las que destaca, a modo de llamada, el tema caballeresco; las imaginaciones del protagonista, que sueña con luchas, triunfos, amores, glorias; su exaltación belicosa, con la calma renacida, próxima la aurora; la salida del caballero hacia lo desconocido, con el eco lejano de los acordes caballerescos y un final interrogante, como de expectación.
La realidad es que la obra, en todo caso, no quiere atenerse a un propósito descriptivo, sino que, por el contrario, su finalidad es evocadora. Importan el clima, la atmósfera, más que el detalle. No hay un programa rígido, sino un deseo de que el contenido responda al título y el propio destinatario, el oyente, se vea inmerso en el espíritu del genial loco, de sus afanes ".
           

Víctor Espinós tiene también su comentario para esta obra; resaltamos un par de párrafos:

"Aunque es un poema sinfónico, el autor decidió denominarlo episodio sinfónico, agregando que se divide en "Preludio-Danza y  Escena". Esto, naturalmente, no favorece la consideración, un poco metafísica, de "Meditaciones", en que el autor quiere que tengamos su obra, la cual, en fin de cuentas, y prescindiendo del orteguismo que rezuma todo esto, fue dedicada a don José Ortega y Gasset.
Al estrenarse este episodio sinfónico, nos produjo la obra gran impresión por la amplitud de la concepción, por la nobleza y elevación de su trazado, aunque echáramos de menos expresiones musicales menos adscritas a la estricta belleza y a la modernidad de su forma, en general grandilocuente, con frecuente empleo de los recursos  sonoros de una orquesta muy próxima al centenar de instrumentos, entre los cuales figuran  todos los creadores de clima pintoresco, es decir: tamboril, pandereta, castañuelas...".

En las notas al programa del vigésimo concierto de la temporada 1972-73 de la Orquesta Sinfónica de la RTVE, Enrique Franco escribe:

"Don Quijote velando las armas es composición lejana pero su valor, en los años veinte, reside en la carga de independencia que presenta con relación a cuanto en la época se hacía. El "episodio sinfónico", del que Esplá hizo dos versiones, se estructura en forma de tríptico sin solución de continuidad. Antes, bien, el "Preludio" da lugar a la "Danza" y de ésta nace la "Escena". Más el poema nos ofrece una estrecha unidad de concepto y realización sin que falten alusiones motívicas relacionadas, siquiera sea vagamente, con lo popular. "El resultado -escribe Salazar- es una gran línea sinuosa, rica en matices de fina entonación, por encima de los cuales destacan las ideas, principales, breves, concisas, incisivas, que el auditor reconoce inmediatamente a través de sus variaciones de estructura o de timbre". Podrá ser compleja la textura, muy trabajado el sentido armónico, pensado con detenimiento el plan general y de detalle; pero en el fondo, como impulso o como hecho determinante, está el lirismo de Esplá. … Lirismo plenamente levantino hasta cuando, como es el caso del Don Quijote, se enfrenta con el campo de Castilla, abierto a la noche estrellada y a los sueños de Alonso Quijano durante la vela de sus armas".

Adolfo Salazar, al que acaba de citar Enrique Franco, se pronunció sobre las dos versiones de la obra[3]:

“Para apreciar en detalle la calidad y las cualidades que definen el arte y la personalidad de Esplá, pudo servir de experiencia la comparación que los auditores de dos versiones de una misma obra suya, Don Quijote velando las armas, pudieron hacer entre ambas. La primera estaba acomodada a las exigencias de la Orquesta Bética de Cámara, donde se estrenó, dirigida por Ernesto Halffter. A través de su dirección inteligente y entusiasta, esa primera versión, aun cuando desbordaba del elemento sonoro al que se veía sometida, indicando bien claramente su necesidad de la gran orquesta por su textura y complicada polifonía, presentaba líneas generales de construcción bien definidas, un plan rítmico satisfactorio y una lógica concisa, que se amoldaba concretamente al “programa” establecido y que derivaba del episodio muy conocido del libro de Cervantes. La segunda versión amplía considerablemente la primera; Esplá rectifica su plan tonal y su íntima construcción, desarrolla sus partes constitutivas, rehace en grandes trozos su orquestación que apela a los máximos límites orquestales y la presenta a la Orquesta Sinfónica bajo la batuta de Arbós (1927). El resultado se aproxima más al de las primeras obras de su autor, antes descritas, que a la primera versión. Puede verse en ella una gran abundancia de ricos elementos: pasajes en sucesión cada uno de los cuales tiene un notorio valor intrínseco, pero la línea general de la obra, su arquitectura y su discurso aparecen velados esta vez como por una bruma ideal que aleja la obra de la demasiada objetividad de un “programa”  y la  presta esa vaguedad de ensueño nocturno, de aspiraciones y de remotas quimeras que se fraguan en la mente del personaje.”

Colegas del autor, como Ernesto Halffter, no dudaron en elogiar la obra del compositor levantino. En carta del 5 de enero de 1924, Ernesto Halffter escribe a Esplá[4]:

"¡Muy querido Óscar! Perdóneme que hasta hoy no le haya escrito; no lo crea olvido; a Vd. no se le puede olvidar nunca; todos los días recuerdo con profundo placer las temporadas pasadas con Vd. en su tierra maravillosa; además después del estreno del Quijote, que fue un verdadero triunfo, estoy esperando otro triunfo para Vd. y la Bética con El Ámbito de la Danza que ya estoy deseando verlo en los atriles".

El interés despertado por esta partitura llega hasta personajes casi míticos en la historia de la música del pasado siglo, como Leopoldo Stokowsky, que en carta dirigida el 4 de noviembre de 1954 a Mr. Frederick J. Reiter (representante de la SGAE en Nueva York) se expresa de esta forma[5]:

"Apreciado Mr. Reiter: Gracias por su amabilidad al permitirme estudiar de nuevo la partitura de Esplá Don Quijote velando las armas. En mi opinión es ésta una de las más destacadas partituras de nuestro tiempo en toda la música mundial. Yo la he estudiado con anterioridad y he vuelto a estudiarla recientemente. Es profunda, sutil y extremadamente compleja. Me gustaría tener una copia de ella en mi biblioteca, así podría estudiarla más adelante cuando tenga tiempo –lo que desgraciadamente no ocurre muy a menudo– porque estoy de gira por los Estados Unidos y varios países europeos. ¿Cree que Eschig [se refiere al editor] me permitiría comprar una partitura, así la tendría siempre para estudiarla? Naturalmente siempre que la interpretemos alquilaríamos el material de su Sociedad en la forma habitual ".

Pero la misiva más elogiosa que hemos encontrado, también en el Catálogo de la exposición con el que se rindió homenaje al alicantino, es la firmada por Eduardo Toldrá el 29 de marzo de 1948. La amplia carta, prácticamente dedicada a la obra quijotesca, se deshace en elogios sobre la partitura de Esplá:

"Mi querido amigo: Ya es hora de que le ponga a usted unas líneas. Perdóneme si no he sido más diligente. ¡Si usted supiera!, soy una verdadera calamidad en materia epistolar y no consigo corregirme por más que me lo proponga y por más que sufra de ser así. Le pido mil perdones.
He pensado muchísimo en usted durante este último tiempo y tuve una gran alegría cuando vi posible la ejecución en Barcelona de su Don Quijote velando las armas.
Costó tiempo –y nervios– poseer el material de su obra. Por fin, el día 8 llegó a mis manos. Inmediatamente me sumergí en la partitura -que, por mi desgracia, no conocía- y me puse a trabajar en ella no sé si con acierto pero sí puedo asegurarle que con todo mi fervor. Iba descubriendo las bellezas de su partitura al mismo tiempo que me daba cuenta de las grandes dificultades que encierra y así pasé unos días felices en que el goce y la inquietud andaban mezclados, creándome un estado de espíritu realmente singular. En esas circunstancias, trabajé la orquesta "a expresión", claro está, pero con ahínco y con muchas ganas, por parte de todos, de vivificar la ejecución de la obra. Los músicos, con su instinto rudimentario pero certero, se dieron cuenta, enseguida, de que estaban ante una obra de gran calidad y pusieron, literalmente, toda la carne al asador. Y llegamos al concierto, si no en el punto que yo hubiera deseado de preparación, sintiendo ya la obra y llevados de auténtico entusiasmo por ella.
El programa, por su estructura, no era tal vez, demasiado favorable. Cinco "Quijotes" en una misma sesión, son en verdad muchos. Y a pesar de esto, el suyo destacó y resplandeció con toda brillantez y fue acogido calurosamente por el público, que le otorgó un éxito rotundo, éxito que soy el primero en celebrar. En efecto: no puede usted imaginarse la satisfacción que me ha producido el poner en programa su "Quijote"; por su valor intrínseco, por ser de usted, por nuestra vieja amistad, por el recuerdo imborrable de su Sonata (1915... casi nada... ¿se acuerda usted?) y, de un modo especial, por haber contribuido un poco al deshielo de sus producciones, o como dirían los comerciantes, de su firma .
Quisiera dar una nueva audición, en concierto normal, dentro de la próxima serie de conciertos de primavera. ¿Será esto posible? ¿Podría retener hasta fines de mayo, por ejemplo, el material?".



Grabaciones discográficas:
Orquesta Nacional de España. Dtor: Rafael Frühbeck de Burgos.
Orquesta Sinfónica de RTVE. Dtor: Enrique García Asensio).


[1] A. Iglesias. Oscar Esplá. Artistas Españoles Contemporáneos. Dirección General de Bellas Artes. Ministerio de Educación y Ciencia. Madrid, 1973, pág. 17
[2] CMDyD proporciona como fecha de estreno la del 19–2–1924 en el Monumental Salón Moderno, de Alicante.
[3] A. Salazar. Historia de la música española contemporánea en España. Publicaciones de la Universidad de Oviedo. 1982 (Reproducción de la edición de Ediciones La Nave, Madrid, 1930), pág. 238.
[4] VV.AA. Catálogo de la Exposición dedicada a Esplá. Alicante, mayo 1993.
[5] VV.AA. Catálogo de la Exposición.

1 comentario:

  1. ¿Hay grabaciones de este concierto? ?¿Se podría subir a YouTube una grabación de Don Quijote velando las armas, de Esplá, que no hay ninguna?

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